Rosa Campos nació en Calasparra, pero vive en Cieza desde hace muchos años. Es Licenciada en Historia del Arte. Autora ya conocida en Acantilados de Papel y en Hablando de Libros , tras la publicación de De luz y de sombra.
Desde aquel momento ha seguido colaborando en trabajos periodísticos a nivel regional y local, destacando últimamente su colaboración de la revista de creación literaria “Ágora, papeles de arte gramático”.
Las estrellas concéntricas es su tercer libro publicado. Como pintora ha realizado varia exposiciones. Actualmente imparte clases de dibujo y pintura en el Taller “Siembra” y en la Asociación Cultural “Aixa la Orra”.
Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas. Fotografía Toñy Riquelme
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Pregunta.- Esta es la segunda vez que te asomas a estos no tan abruptos Acantilados de Papel, ahora con un libro de poemas y un relato, o mejor dicho, un relato y unos poemas, que según manifestaste en la presentación del mismo, van unidos, pero a la vez poseen su propia independencia.
Respuesta.- Sí, en Las estrellas concéntricas se ensamblan relato y poesía, siendo está una de las consecuencias de aquél, invitando a leerlos en la unidad a la que corresponden, pero también puede hacerse por separado ya que el relato posee una lectura con mensaje completo para quien se asome a sus palabras y, por otro lado, los poemas pueden ser leídos en cualquier momento sin que obliguen a acceder con anterioridad a un hilo conductor.
P.- ¿Cuánto tiempo te ha llevado este libro? Te lo pregunto porque eres la autora del relato, de los poemas y de los dibujos que lo ilustran.
R.- Mi necesidad de comunicar desde la escritura y la pintura es una tentación continua que, en este caso, me ha ocupado algo más de un año, compaginando este tiempo con otras actividades.
P.- ¿Qué nos presentas o quieres transmitirnos con Las estrellas concéntricas?
R.- Detectar los deseos propios, no los impuestos; la necesidad vital de darles vida; el reconocerles su legitimidad cuanto antes. Pero también está el saber mirar hacia los anhelos que ya hemos puesto en marcha o que hemos conseguido y valorarlos como logros en la más completa regla. He conocido a personas que han sentido que su vida es poco menos que un fracaso porque no le daban un valor a lo obtenido por sí mismos ya que esto no entraba dentro de un baremo del concepto de éxito que normalmente se tiene.
Procuro transmitir esta idea a gentes con edades tempranas para que identifiquen lo que realmente les produce alegría, y el ir a por ello sea un objetivo estimulante, y a las de edades más avanzadas para que valoren y sientan respeto por lo obtenido y les proporcione ganas de seguir en la brecha.
P.- El argumento se centra en la relación de un niño con su abuela, algo que me da la impresión se está perdiendo.
R.- Los mayores han vivido lo suficiente para tener una perspectiva de vida con calado, con capacidad de extraer el sentido de sus experiencias y de otros acontecimientos vividos por gente cercana; su conocimiento de las cosas es un legado que no nos podemos permitir el lujo de perder, si mantienen contacto con ellos, sus nietos, niños y niñas, serán personas más sabias, con un conocimiento más amplio de la realidad. Las abuelas son genuinas transmisoras de los asuntos que conciernen en el día a día porque son mujeres que, debido a su rol social, han participado más en la educación de la mayoría de nosotros; el hecho de llevar a cabo tantas tareas relacionadas con la supervivencia de sus familias les proporciona un buen desarrollo intuitivo, una lógica proporcionada y, además, saben reírse con y de muchas cosas.
No sería sano que se perdiera el contacto desde la palabra entre distintas generaciones y entre iguales y este riesgo se está corriendo si no favorecemos la posibilidad de más encuentros. Es triste ver que se prefiere estar más tiempo frente a una máquina que junto a otras personas.
P.- ¿Estrellas para hacer balance de lo que nos gusta a lo largo de la vida? ¿De lo que realmente importa? Si ese es el mensaje, ¿es por tanto un libro dirigido a lectores adultos?
R.- Las estrellas están muy presentes en nuestra vida, poseen una simbología que nos es cercana a pesar de situarse a tan alta distancia en la realidad. Contar estrellas en la noche y pedir deseos, jugar a identificar las constelaciones en un cielo nocturno y claro, decir que alguien tiene buena estrella, que es una estrella. También que se ha estrellado, que ves estrellas tras un golpe. Hay una canción que dice “El día que nací yo /que planeta reinaría, / por donde quiera que voy / que mala estrella me guía”, es una bellísima copla, pero absolutamente trágica , que hace culpables de este destino humano a las estrellas. Esto puede dar un significado erróneo a nuestras capacidades permitiendo que una mala estrella (un mal sino, que dirían en otros tiempos) nos elija y dirija. Eso puede conducir a la inercia o a un circulo vicioso. Sin embargo la parte que nos pertenece de ese destino la podemos elegir y no vamos a ser tan necios como para decantarnos por una mala estrella. Esto es lo que comprendió y asumió la abuela Salvadora analizando la historia de su padre, y es lo que luego intenta transmitir; lo que está buscando es la manera más atractiva y persuasiva de hacerlo, no importa cuántas veces lo intente, y no parará hasta conseguirlo.
Los personajes centrales son Manuel y Luisa, con secuencias de edades que van desde la infancia (centrándose en la adolescencia) hasta la juventud, y Salvadora una mujer madura y enérgica.
En los pocos meses que lleva publicado he recibido opiniones de todas las edades (teniendo en cuenta que en febrero salió la 2ª edición, pueden considerarse bastantes) y todas han sido muy favorables y estimulantes, ten en cuenta que el niño que fuimos, durante el periodo que la naturaleza física nos depara, deja de serlo en ese plano, el físico, pero nunca deja de serlo en nuestra estructura mental, en él están presentes la curiosidad, el sexo, también la agresividad, y Las estrellas concéntricas está escrito con la intención de que participemos con ese niño en plenitud si se tiene la edad de la niñez, pero también desde cualquier edad. Y por otro lado habla de alguien experimentado en la vida y sobre todo habla de un entorno rural que nos es próximo y querido a casi todos, porque ¿quién no ha vivido unas vacaciones, aunque sean cortas, en un pueblo pequeño o en un campo y ha tenido la sensación de que allí había algo que le llenaba desde lo más hondo?
P.- Comentaste en la presentación del libro que otro de los aspectos que pretendías destacar es la sana relación entre hombre y mujer, sea cual sea la edad de éstos.
R.- Recuerdo que en mis primeros años de escuela, en párvulos, las clases eran mixtas, pero después nos separaron y aquello supuso un error, una estupidez que ya veía a pesar de mis pocos años. Menos mal que teníamos la calle para jugar que era toda nuestra y allí había igualdad, recuerdo que las diferencias naturales que depara el género eran perfectamente asimiladas. Creo que la relación diaria de unos y otras ya desde pequeños y en todos los ámbitos sociales genera normalidad y enriquece el aprendizaje para una buena convivencia. Lo que he procurado es que la relación entre Manuel y Luisa manifieste el gusto por la interactividad, por el descubrimiento de las cosas que nos rodean e incluso la proyección de sus respectivos futuros en plano de igualdad con las diferencias que como individuos poseen, complementándose, dando origen a una relación más rica.
P.- Los versos que acompañan al relato, aunque ya hemos dicho que pueden leerse por separado, insisten en el mensaje que vemos en el relato: épocas del año, lo bello de lo cotidiano, el mirar las cosas como si fuese la primera vez que se ven, en la belleza que nos rodea.
R.- La vida, aun con sus fisuras, es realmente bella, pero especialmente en el mundo que tenemos más a mano. Si nos fijamos nos daremos cuenta de que los niños saben disfrutar de un bocadillo, de sus juegos, de un dulce que le hace alguien cercano, de unos zapatos nuevos, de un rato con los amigos. Pierden esa percepción de la hermosura de las cosas cuando los atiborramos de ellas o cuando les faltan. Ellos no quieren una vida fuera de traste que los separe de esta normalidad, y los adultos somos más maduros cuando no nos hacemos ajenos a la belleza de esta realidad, cuando no nos perdemos en conseguir algo que siempre está más allá, porque lo que vamos logrando más acá no sabemos verlo ni encontrarle ese punto que nos satisface.
P.- Y no sólo los poemas, me atrevería a decir que los dibujos van también en esa línea, de resaltar la grandeza de lo cotidiano.
R.- La fruta, esos manjares repletos de olor, de sabor y de preciosas formas. La lluvia y los cambios que procura al espacio y a nuestro ánimo, un erizo que nos enseña su manera de vivir y de estar, los paseos bajo el sol, bajo la luna, un chorro de estrellas, una nariz de payaso que busca risas… un desayuno, los besos y los brazos, la magia de unos zapatos que nos gustan, un árbol, siempre un árbol… Dibujar todo esto con la misma pasión que si aún tuviera frescos los primeros años me produce gozo. Y como la grandeza de lo cotidiano es eso que tenemos más a mano y que nos hace bien, hay que realzarlo para que no se nos olvide ni escape su esencia.
P.- No puedo dejar de preguntarte ¿Dónde se encuentra el pueblo Nacera?
R.- Nacera es el lugar al que deseamos volver, es un nuevo “nacer a” aquello que sabemos que nos reporta alegría de vivir y puede estar en el lugar que cada lector desee ubicarlo, particularmente yo lo sitúo en la Región de Murcia, próximo a los lugares que amo. A la vez guarda similitud con estos pueblos de la geografía española que nos muestran en algunos documentales, lugares que se van quedando solitarios, que ofrecen infinitas posibilidades para recargar nuestras energías y apenas son demandados, por ahora.
P.- Este libro ha sido editado por la Asociación de mujeres Atenea de Cieza. Háblame de ella.
R.- Está formada por mujeres con voluntad de hacer cosas en el mundo de la cultura desde distintos ámbitos. Impulsando variedad de proyectos se han desarrollado entre otras actividades conferencias sobre temas de género, literatura, salud física y psicológica, relaciones socio-laborales, elaboración de la cerveza desde épocas ancestrales hasta hoy; Club de lectura con presencia de escritores; trabajo de investigación sobre Miradas de mujer, basado en relatos de mujeres de Cieza; representaciones de teatro y proyecciones de cine con temas referentes a determinadas jornadas (8 de marzo, Día contra la violencia de género); contacto- trabajo con otras asociaciones en talleres de risoterapia, música; talleres de elaboración de productos artesanales típicos del pueblo; viajes culturales, el último programado es a Orihuela, para conocer más y trabajar sobre la figura de Miguel Hernández. Como ves se toca un amplio abanico cultural
y social.
P.- En Cieza, que tengan relación con la literatura, conozco esta asociación, a La sierpe y el Laúd, y a la Asociación Pueblo y Arte, las tres muy activas. Pero además una editorial que se caracteriza por el respeto a la buena literatura, como es Alfaqueque. ¿Qué tiene de especial Cieza, su clima, su gente o su primavera?
P.- En la anterior entrevista ya te lo pregunté, pero por si han cambiado la circunstancias, ¿Dónde podemos encontrarte en la red? ¿Le dedicas mucho tiempo a ella?
R.- Le dedico un tiempo corto y a veces ni eso, pero está bien porque es lo que por ahora puedo. De vez en cuando me anima la idea de iniciar algún blog o página porque me gusta lo que veo que hacéis. De todas formas ahora estoy en facebook y también en la página de la asociación de escritores a la que pertenezco, donde cada socio tenemos un blog.
P.- Si te pregunto por un color.
R.-Amarillo- magenta- cian. Y desde ellos los que surjan según las mezclas apetecidas en cada momento determinado.
P.- Aconséjanos una película.
R.- Podría hablarte de muchas porque el cine es uno de mis placeres y de mis maestros, con él disfruto y aprendo la mayoría de las veces, aún así en estos momentos me viene a la memoria una: Solas, de Benito Zambrano, es cine lleno de sensibilidad, de esos que te introducen en una realidad desde muchos ángulos, que ponen de relieve la estupidez humana cuando se deja escapar un tiempo que podría haber repercutido más en la felicidad propia y ajena, y especialmente por la gente buena que retrata, por sus vidas narradas con sencillez y poesía. La dirección, la interpretación de cada uno de sus personajes, el guión, los escenarios y la producción de bajo coste, dan forma a una obra excelente. Cuando se consigue demostrar tanto talento con tan poco dinero es suceso digno de admiración.
P.- Una obra de teatro.
R.- Dos que nunca he visto en directo y que forman parte de mi primer libro, Los intereses creados y Señora ama de Jacinto Benavente. Fue el libro que me correspondió (cada alumna nos compramos uno que luego intercambiaríamos) en clase de Doña Vicenta García Donate, en la Escuela de Nuestra Señora de la Esperanza en Calasparra. Leí y releí sus páginas muchas veces y disfruté, ya desde la adolescencia, con estos textos. Fue el despertar a la lectura de ficción, al contacto físico con un volumen que podía hojear a la hora que quisiera, y al escenario interior donde se pasa a ser cada uno de los personajes. He visto y leído obras excelentes, de argumentos comprometidos y elevados, que podría citar, pero no puedo escabullirme a la novedad que supusieron éstas en mi vida y animar al posible buen rato que pueden hacer pasar al lector-espectador.
P.- Un libro.
R.- Tantos que faltaría espacio, pero te diré uno que tenía años esperando turno en mi estantería hasta que lo leí hace poco y que me produjo un agradable impacto, La forja, perteneciente a la trilogía La forja de un rebelde de Arturo Barea. Es literatura-documento de lugares, de época y de transparencia de sentimientos.
P.- Y una canción.
R.- Es difícil decantarme por una, me atrae la música en todos sus géneros. Escucho los temas que ponen mis hijos y algunos me gustan bastante, aunque no recuerdo títulos ni autores. Hay canciones que archivo en la memoria y que corresponden a distintas etapas de mi vida, incluso las que oía cantar en casa desde pequeña. Cuando me acaricias de Mari Trini, por su intimismo; Punto de partida de Rocío Jurado, por la prodigiosa voz que sabe decir, Woman in love de B. Streisand, por su belleza melódica; Balada de otoño de Serrat por su dulce melancolía, Todo tiene su fin de Módulos por que persiste, Margarita de Cocciante por su poesía, Lagrimas negras de Diego el Cigala y Bebo Valdés por su fuerza y hondura… Son algunas de las que voy recordando en este momento. Cualquiera de ellas o de las que pienso y no nombro porque sería demasiado extenso.
Te agradezco nuevamente el poder compartir estos momentos.
Gracias a ti, ha sido un placer.
Desde aquel momento ha seguido colaborando en trabajos periodísticos a nivel regional y local, destacando últimamente su colaboración de la revista de creación literaria “Ágora, papeles de arte gramático”.
Las estrellas concéntricas es su tercer libro publicado. Como pintora ha realizado varia exposiciones. Actualmente imparte clases de dibujo y pintura en el Taller “Siembra” y en la Asociación Cultural “Aixa la Orra”.
Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas. Fotografía Toñy Riquelme
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Pregunta.- Esta es la segunda vez que te asomas a estos no tan abruptos Acantilados de Papel, ahora con un libro de poemas y un relato, o mejor dicho, un relato y unos poemas, que según manifestaste en la presentación del mismo, van unidos, pero a la vez poseen su propia independencia.
Respuesta.- Sí, en Las estrellas concéntricas se ensamblan relato y poesía, siendo está una de las consecuencias de aquél, invitando a leerlos en la unidad a la que corresponden, pero también puede hacerse por separado ya que el relato posee una lectura con mensaje completo para quien se asome a sus palabras y, por otro lado, los poemas pueden ser leídos en cualquier momento sin que obliguen a acceder con anterioridad a un hilo conductor.
P.- ¿Cuánto tiempo te ha llevado este libro? Te lo pregunto porque eres la autora del relato, de los poemas y de los dibujos que lo ilustran.
R.- Mi necesidad de comunicar desde la escritura y la pintura es una tentación continua que, en este caso, me ha ocupado algo más de un año, compaginando este tiempo con otras actividades.
P.- ¿Qué nos presentas o quieres transmitirnos con Las estrellas concéntricas?
R.- Detectar los deseos propios, no los impuestos; la necesidad vital de darles vida; el reconocerles su legitimidad cuanto antes. Pero también está el saber mirar hacia los anhelos que ya hemos puesto en marcha o que hemos conseguido y valorarlos como logros en la más completa regla. He conocido a personas que han sentido que su vida es poco menos que un fracaso porque no le daban un valor a lo obtenido por sí mismos ya que esto no entraba dentro de un baremo del concepto de éxito que normalmente se tiene.
Procuro transmitir esta idea a gentes con edades tempranas para que identifiquen lo que realmente les produce alegría, y el ir a por ello sea un objetivo estimulante, y a las de edades más avanzadas para que valoren y sientan respeto por lo obtenido y les proporcione ganas de seguir en la brecha.
P.- El argumento se centra en la relación de un niño con su abuela, algo que me da la impresión se está perdiendo.
R.- Los mayores han vivido lo suficiente para tener una perspectiva de vida con calado, con capacidad de extraer el sentido de sus experiencias y de otros acontecimientos vividos por gente cercana; su conocimiento de las cosas es un legado que no nos podemos permitir el lujo de perder, si mantienen contacto con ellos, sus nietos, niños y niñas, serán personas más sabias, con un conocimiento más amplio de la realidad. Las abuelas son genuinas transmisoras de los asuntos que conciernen en el día a día porque son mujeres que, debido a su rol social, han participado más en la educación de la mayoría de nosotros; el hecho de llevar a cabo tantas tareas relacionadas con la supervivencia de sus familias les proporciona un buen desarrollo intuitivo, una lógica proporcionada y, además, saben reírse con y de muchas cosas.
No sería sano que se perdiera el contacto desde la palabra entre distintas generaciones y entre iguales y este riesgo se está corriendo si no favorecemos la posibilidad de más encuentros. Es triste ver que se prefiere estar más tiempo frente a una máquina que junto a otras personas.
P.- ¿Estrellas para hacer balance de lo que nos gusta a lo largo de la vida? ¿De lo que realmente importa? Si ese es el mensaje, ¿es por tanto un libro dirigido a lectores adultos?
R.- Las estrellas están muy presentes en nuestra vida, poseen una simbología que nos es cercana a pesar de situarse a tan alta distancia en la realidad. Contar estrellas en la noche y pedir deseos, jugar a identificar las constelaciones en un cielo nocturno y claro, decir que alguien tiene buena estrella, que es una estrella. También que se ha estrellado, que ves estrellas tras un golpe. Hay una canción que dice “El día que nací yo /que planeta reinaría, / por donde quiera que voy / que mala estrella me guía”, es una bellísima copla, pero absolutamente trágica , que hace culpables de este destino humano a las estrellas. Esto puede dar un significado erróneo a nuestras capacidades permitiendo que una mala estrella (un mal sino, que dirían en otros tiempos) nos elija y dirija. Eso puede conducir a la inercia o a un circulo vicioso. Sin embargo la parte que nos pertenece de ese destino la podemos elegir y no vamos a ser tan necios como para decantarnos por una mala estrella. Esto es lo que comprendió y asumió la abuela Salvadora analizando la historia de su padre, y es lo que luego intenta transmitir; lo que está buscando es la manera más atractiva y persuasiva de hacerlo, no importa cuántas veces lo intente, y no parará hasta conseguirlo.
Los personajes centrales son Manuel y Luisa, con secuencias de edades que van desde la infancia (centrándose en la adolescencia) hasta la juventud, y Salvadora una mujer madura y enérgica.
En los pocos meses que lleva publicado he recibido opiniones de todas las edades (teniendo en cuenta que en febrero salió la 2ª edición, pueden considerarse bastantes) y todas han sido muy favorables y estimulantes, ten en cuenta que el niño que fuimos, durante el periodo que la naturaleza física nos depara, deja de serlo en ese plano, el físico, pero nunca deja de serlo en nuestra estructura mental, en él están presentes la curiosidad, el sexo, también la agresividad, y Las estrellas concéntricas está escrito con la intención de que participemos con ese niño en plenitud si se tiene la edad de la niñez, pero también desde cualquier edad. Y por otro lado habla de alguien experimentado en la vida y sobre todo habla de un entorno rural que nos es próximo y querido a casi todos, porque ¿quién no ha vivido unas vacaciones, aunque sean cortas, en un pueblo pequeño o en un campo y ha tenido la sensación de que allí había algo que le llenaba desde lo más hondo?
P.- Comentaste en la presentación del libro que otro de los aspectos que pretendías destacar es la sana relación entre hombre y mujer, sea cual sea la edad de éstos.
R.- Recuerdo que en mis primeros años de escuela, en párvulos, las clases eran mixtas, pero después nos separaron y aquello supuso un error, una estupidez que ya veía a pesar de mis pocos años. Menos mal que teníamos la calle para jugar que era toda nuestra y allí había igualdad, recuerdo que las diferencias naturales que depara el género eran perfectamente asimiladas. Creo que la relación diaria de unos y otras ya desde pequeños y en todos los ámbitos sociales genera normalidad y enriquece el aprendizaje para una buena convivencia. Lo que he procurado es que la relación entre Manuel y Luisa manifieste el gusto por la interactividad, por el descubrimiento de las cosas que nos rodean e incluso la proyección de sus respectivos futuros en plano de igualdad con las diferencias que como individuos poseen, complementándose, dando origen a una relación más rica.
P.- Los versos que acompañan al relato, aunque ya hemos dicho que pueden leerse por separado, insisten en el mensaje que vemos en el relato: épocas del año, lo bello de lo cotidiano, el mirar las cosas como si fuese la primera vez que se ven, en la belleza que nos rodea.
R.- La vida, aun con sus fisuras, es realmente bella, pero especialmente en el mundo que tenemos más a mano. Si nos fijamos nos daremos cuenta de que los niños saben disfrutar de un bocadillo, de sus juegos, de un dulce que le hace alguien cercano, de unos zapatos nuevos, de un rato con los amigos. Pierden esa percepción de la hermosura de las cosas cuando los atiborramos de ellas o cuando les faltan. Ellos no quieren una vida fuera de traste que los separe de esta normalidad, y los adultos somos más maduros cuando no nos hacemos ajenos a la belleza de esta realidad, cuando no nos perdemos en conseguir algo que siempre está más allá, porque lo que vamos logrando más acá no sabemos verlo ni encontrarle ese punto que nos satisface.
P.- Y no sólo los poemas, me atrevería a decir que los dibujos van también en esa línea, de resaltar la grandeza de lo cotidiano.
R.- La fruta, esos manjares repletos de olor, de sabor y de preciosas formas. La lluvia y los cambios que procura al espacio y a nuestro ánimo, un erizo que nos enseña su manera de vivir y de estar, los paseos bajo el sol, bajo la luna, un chorro de estrellas, una nariz de payaso que busca risas… un desayuno, los besos y los brazos, la magia de unos zapatos que nos gustan, un árbol, siempre un árbol… Dibujar todo esto con la misma pasión que si aún tuviera frescos los primeros años me produce gozo. Y como la grandeza de lo cotidiano es eso que tenemos más a mano y que nos hace bien, hay que realzarlo para que no se nos olvide ni escape su esencia.
P.- No puedo dejar de preguntarte ¿Dónde se encuentra el pueblo Nacera?
R.- Nacera es el lugar al que deseamos volver, es un nuevo “nacer a” aquello que sabemos que nos reporta alegría de vivir y puede estar en el lugar que cada lector desee ubicarlo, particularmente yo lo sitúo en la Región de Murcia, próximo a los lugares que amo. A la vez guarda similitud con estos pueblos de la geografía española que nos muestran en algunos documentales, lugares que se van quedando solitarios, que ofrecen infinitas posibilidades para recargar nuestras energías y apenas son demandados, por ahora.
P.- Este libro ha sido editado por la Asociación de mujeres Atenea de Cieza. Háblame de ella.
R.- Está formada por mujeres con voluntad de hacer cosas en el mundo de la cultura desde distintos ámbitos. Impulsando variedad de proyectos se han desarrollado entre otras actividades conferencias sobre temas de género, literatura, salud física y psicológica, relaciones socio-laborales, elaboración de la cerveza desde épocas ancestrales hasta hoy; Club de lectura con presencia de escritores; trabajo de investigación sobre Miradas de mujer, basado en relatos de mujeres de Cieza; representaciones de teatro y proyecciones de cine con temas referentes a determinadas jornadas (8 de marzo, Día contra la violencia de género); contacto- trabajo con otras asociaciones en talleres de risoterapia, música; talleres de elaboración de productos artesanales típicos del pueblo; viajes culturales, el último programado es a Orihuela, para conocer más y trabajar sobre la figura de Miguel Hernández. Como ves se toca un amplio abanico cultural
y social.
P.- En Cieza, que tengan relación con la literatura, conozco esta asociación, a La sierpe y el Laúd, y a la Asociación Pueblo y Arte, las tres muy activas. Pero además una editorial que se caracteriza por el respeto a la buena literatura, como es Alfaqueque. ¿Qué tiene de especial Cieza, su clima, su gente o su primavera?
R.- Sí, son un magnifico referente de lo que sobre literatura se cuece aquí, La Sierpe y el Laúd tiene para mí una connotación emotiva importante, ya que cuando me vine a vivir a Cieza ellos empezaban su trayecto y yo los seguía como fuente de información y novedad cultural cercana, y esta producción sigue vigorosa y fecunda, como podemos constatar por sus continuos trabajos; la Asociación Pueblo y Arte que se inició más tarde ya ves el camino que lleva. En cuanto a la Editorial Alfaqueque, está realizando una labor importante conducida por una persona que apuesta por dar vida a un gran objetivo. Junto a ellas hay dos nombres que desarrollan una importante labor en distintos campos de la cultura ciezana: El Club Atalaya-Ateneo de la Villa y El Centro de Estudios Históricos Fray Pascual Salmerón, al cual estoy asociada. Todo esto, más las actividades que llevan a cabo otras asociaciones, especialmente de mujeres, de las que conozco muy de cerca la labor que desarrollan, supone una riqueza cultural que se erige en importante columna vertebral para el pueblo. Gente, clima y primavera confabulan, es lo más probable, y además está el factor espejo, que permite multiplicar causas y efectos.
P.- En la anterior entrevista ya te lo pregunté, pero por si han cambiado la circunstancias, ¿Dónde podemos encontrarte en la red? ¿Le dedicas mucho tiempo a ella?
R.- Le dedico un tiempo corto y a veces ni eso, pero está bien porque es lo que por ahora puedo. De vez en cuando me anima la idea de iniciar algún blog o página porque me gusta lo que veo que hacéis. De todas formas ahora estoy en facebook y también en la página de la asociación de escritores a la que pertenezco, donde cada socio tenemos un blog.
P.- Si te pregunto por un color.
R.-Amarillo- magenta- cian. Y desde ellos los que surjan según las mezclas apetecidas en cada momento determinado.
P.- Aconséjanos una película.
R.- Podría hablarte de muchas porque el cine es uno de mis placeres y de mis maestros, con él disfruto y aprendo la mayoría de las veces, aún así en estos momentos me viene a la memoria una: Solas, de Benito Zambrano, es cine lleno de sensibilidad, de esos que te introducen en una realidad desde muchos ángulos, que ponen de relieve la estupidez humana cuando se deja escapar un tiempo que podría haber repercutido más en la felicidad propia y ajena, y especialmente por la gente buena que retrata, por sus vidas narradas con sencillez y poesía. La dirección, la interpretación de cada uno de sus personajes, el guión, los escenarios y la producción de bajo coste, dan forma a una obra excelente. Cuando se consigue demostrar tanto talento con tan poco dinero es suceso digno de admiración.
P.- Una obra de teatro.
R.- Dos que nunca he visto en directo y que forman parte de mi primer libro, Los intereses creados y Señora ama de Jacinto Benavente. Fue el libro que me correspondió (cada alumna nos compramos uno que luego intercambiaríamos) en clase de Doña Vicenta García Donate, en la Escuela de Nuestra Señora de la Esperanza en Calasparra. Leí y releí sus páginas muchas veces y disfruté, ya desde la adolescencia, con estos textos. Fue el despertar a la lectura de ficción, al contacto físico con un volumen que podía hojear a la hora que quisiera, y al escenario interior donde se pasa a ser cada uno de los personajes. He visto y leído obras excelentes, de argumentos comprometidos y elevados, que podría citar, pero no puedo escabullirme a la novedad que supusieron éstas en mi vida y animar al posible buen rato que pueden hacer pasar al lector-espectador.
P.- Un libro.
R.- Tantos que faltaría espacio, pero te diré uno que tenía años esperando turno en mi estantería hasta que lo leí hace poco y que me produjo un agradable impacto, La forja, perteneciente a la trilogía La forja de un rebelde de Arturo Barea. Es literatura-documento de lugares, de época y de transparencia de sentimientos.
P.- Y una canción.
R.- Es difícil decantarme por una, me atrae la música en todos sus géneros. Escucho los temas que ponen mis hijos y algunos me gustan bastante, aunque no recuerdo títulos ni autores. Hay canciones que archivo en la memoria y que corresponden a distintas etapas de mi vida, incluso las que oía cantar en casa desde pequeña. Cuando me acaricias de Mari Trini, por su intimismo; Punto de partida de Rocío Jurado, por la prodigiosa voz que sabe decir, Woman in love de B. Streisand, por su belleza melódica; Balada de otoño de Serrat por su dulce melancolía, Todo tiene su fin de Módulos por que persiste, Margarita de Cocciante por su poesía, Lagrimas negras de Diego el Cigala y Bebo Valdés por su fuerza y hondura… Son algunas de las que voy recordando en este momento. Cualquiera de ellas o de las que pienso y no nombro porque sería demasiado extenso.
Te agradezco nuevamente el poder compartir estos momentos.
Gracias a ti, ha sido un placer.
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