José Espinosa Martínez, 1953, vive en Cartagena. Ha publicado Atrapado por la realidad, 2002; Crónica de una decepción, 2005 y para el público infantil Los ladrones de la noche y otros relatos, 2003, del que acaba de salir la octava edición. Ha obtenido el tercer premio del Concurso de relato corto “Emilia Pardo Bazán” y en junio de 2009 le ha sido otorgado el Premio Ateneo de las Letras por el Ateneo Cultual de Los Dolores, Cartagena. A finales del pasado año publica “Arturo y los espejos” del que ya se encuentra agotada la primera edición.
Participa en diferentes actividades en colegios e institutos, en una tertulia literaria en la televisión local de Cartagena, y otra tertulia en la Cadena Ser. Ha sido, durante seis años, columnista de diario El Faro, cuyos artículos se podía leer cada domingo en toda la región.
Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas.
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Pregunta.- Arturo y los espejos no es su primera incursión en el libro infantil y juvenil, sino que debemos remontarnos al año 2003 con Los ladrones de la noche y otros relatos.
Respuesta.- Efectivamente. Con mi primer libro infantil he tenido la oportunidad de visitar más de 100 colegios y reunirme con más de 10.000 niños en toda la región, así como en Orihuela y Elche, realizando la actividad de encuentros con el autor. "Los ladrones de la noche" es un trabajo del que sin duda me siento satisfecho, pues me ha dado la oportunidad de reunirme con un número considerable de lectores y conocer de primera mano sus opiniones.
P.- Pero esta novela significa el primer volumen de la nueva colección Acebuche, de Alfaqueque Ediciones, todo un reto para un autor.
R.-Si analizamos cada nueva publicación como un nuevo reto, como una nueva oportunidad, se comprenderá la satisfacción que supone ser el primer trabajo que da inicio a una colección. Que Alfaqueque considerara que "Arturo y los espejos" era merecedor de ser publicado y comenzar con el la colección Acebuche, sin duda es un honor para el autor. El tiempo ha demostrado el buen olfato del editor, pues en apenas tres meses ya se encuentra próxima la segunda edición.
P.- ¿Qué debe tener una historia para ser considerada destinada al público infantil y juvenil? ¿El autor la escribe pensando en esa calificación?
R.-Un trabajo destinado al público infantil debe tener un lenguaje y estructura adaptados a su nivel de comprensión lectora, que por supuesto les entretenga, y a ser posible sin que ellos lo perciban, les enseñe valores. Un libro preñado de expresiones complejas sería abandonado apenas comenzada su lectura al impedir ese vocabulario desconocido para ellos la comprensión de la historia que pretenden leer.
P.- Lo que nos propone en la primera parte de la novela es casi una utopía: un mundo sin espejos y, por extensión, sin nada que permita verse reflejado. ¿Sería eso posible más allá de la magia?
R.-En la ficción todo es posible, pues nadie cree que Superman u otros héroes de comic pueden realizar las aventuras que nos fascinaban cuando éramos pequeños. Esa fantasía, esa magia, si queremos llamarla de ese modo, es útil para enganchar al lector infantil y conseguir introducirlo en la historia. Estimular la imaginación del niño es necesario para su desarrollo intelectual y además fomentar el hábito de lectura, tan deseable en un país cuyos índices están todavía muy alejados de la media europea.
P.- Porque magia hay mucha en esta historia: espejos que hablan, Neptum el señor del estanque, y me atrevería a decir casi todo cuanto rodea a Arturo hasta que se contempla reflejado en la superficie del estanque.
R.-Los espejos y Neptum, así como otros personajes secundarios de la trama, son sólo meros instrumentos de los que se vale el autor para llegar a lo verdaderamente importante, que el lector se introduzca en lo fundamental de la trama.
P.- ¿Podría haber impedido Neptum que las aguas devolviesen la imagen de Arturo?.
R.-Podría. Pero como en la ficción todo es posible, quizás de no haber ocurrido, los lectores posiblemente se habrían perdido el capítulo -a juicio del autor- más interesante de la historia. Arturo no tenía algunos conceptos básicos muy claros, y Neptum, con sus argumentos, consigue aclarárselos, que analice su situación de otro modo.
P.- ¿Hay un mensaje moral en esta historia, o eso ha pasado ya a la Historia?
R.-Sin duda existe no uno sino varios mensajes en Arturo y los espejos. El valor de la familia es uno de ellos, sin ese estimable apoyo le habría sido más difícil a Arturo superar lo que él creía un problema. La amistad, el afán de superación, también se ven reflejados. Por desgracia no todos los padres ofrecen a sus hijos esos referentes que les servirán para afrontar las dificultades futuras con las mínimas garantías de éxito.
P.- Las ilustraciones son de Paloma Navarro Moñino. ¿Hubo conversaciones entre usted y ella para dibujarlas?
R.-Hubo varias conversaciones con Paloma y debo decir que su trabajo me dejó absolutamente satisfecho. Siempre reinó un clima de máxima colaboración y entendimiento. No descarto que en el futuro alguno de sus trabajos pueda ilustrar un nuevo libro que en estos momentos se encuentra en fase de corrección.
P.- Al final del libro encontramos un taller de lectura, que nos indica que está destinado a servir de trabajo en colegios.
R.-El taller de lectura le es útil sobre todo al profesor, que es el responsable de trabajar el libro en clase. Las respuestas de los niños le indican el grado de comprensión lectora, si han entendido en su totalidad la historia y los mensajes que el autor pretende compartir con sus lectores. El profesor, a través de sus respuestas, deberá explicar lo que a su juicio no ha quedado claro para sus alumnos. Cuando la adquisición se produce en la librería, son los padres los encargados de esa tarea.
P.- ¿Quién decide ese destino prioritario del libro, el autor o el editor. En su breve reseña biográfica podemos leer que realiza actividades en diferentes colegios de toda la Región.
R.-Son compatibles ambas situaciones. Que el libro se venda en colegios e institutos no entorpece su recorrido tradicional, que son las librerías. Arturo y los espejos está distribuido por toda la geografía nacional, incluidas las Islas Canarias. Es de lo más natural que un libro destinado al público infantil se intente introducir en el ámbito de los colegios, todas las editoriales lo intentan.
P.- ¿Son receptivos los niños y niñas a estas actividades de taller de lectura, a encuentros con los autores y autoras?
R.-Los niños son absolutamente receptivos a participar en los encuentros con el autor. A ellos les sorprende que una persona normal, como ellos, sea el autor de la historia que han leído. Suelen participar con interés y preguntar al escritor sobre lo que supone la tarea de escribir, cómo surgen las historias y todo lo relacionado con el entorno que rodea al autor. Les interesa especialmente las posibles actividades paralelas, su participación en programas de radio y televisión, etcétera.
P.- Me surge una duda, y supongo que a muchos autores que empiezan también, ¿cómo conseguir entrar en ese mundo relacionado con actividades en colegios e institutos?
R.-Fue un amigo, director de un colegio en Cartagena, el que me sugirió esa posibilidad. Conocía a otros colegas y me facilitó varias entrevistas con ellos a los que ofrecí un ejemplar para que lo leyeran. La respuesta, en la mayoría de los casos positiva, me animó a continuar. Después de haber visitado un número tal elevado de colegios, debo decir que ha sido una de las experiencias más gratificantes de las que he disfrutado en mi vida.
P.- Permítame unas preguntas más generales sobre su actividad creativa. Tengo entendido que está jubilado, a pesar de ser bastante joven. Ello le permitirá dedicarse con más tiempo a la literatura, ¿cuánto le dedica cada día?
R.-No sólo es cuestión de tiempo, aunque siempre es conveniente ser disciplinado en el trabajo. Se escribe cuando se tiene algo que contar. Las historias pululan durante mucho tiempo en la mente del escritor y sólo al creer que están lo suficientemente maduradas, pasan al papel. Cuando se produce esa feliz circunstancia, suelo escribir durante la mañana, sobre cuatro horas de media, cuatro o cinco días a la semana. Por las tardes toca leer. El escritor no sólo disfruta con la lectura, pues en su obra queda reflejado lo que ha leído.
P.- ¿Cuándo sabe si un texto es bueno o malo? ¿Usa mucho la papelera?
R.-La papelera es la principal herramienta del escritor y debe usarla sin contemplaciones cuando advierte que es preferible arrojar a ella lo que podría estropear la totalidad del texto. El autor jamás sabe si han conseguido una buena historia. Esa duda constante le hace sufrir y esa incertidumbre sólo desaparecerá cuando, una vez publicada, obtiene una respuesta mayoritariamente positiva de los lectores.
P.: Usted ha escrito novela y relatos, por ello quiero que me de su opinión de este pensamiento del japonés Haruki Murakami, quien dijo que escribir novela es un reto, escribir cuentos un placer, que es la diferencia entre plantar un bosque o plantar un jardín.
R.-Es cierto que aventurarse a escribir una novela, en ocasiones, puede resultar duro, pues durante el proceso de escritura, que se pude prolongar por espacio de varios años, las dudas suelen ser una constante y esa a veces angustiosa situación la podemos observar en autores cuyos trabajos consideramos que han sido concluidos precipitadamente al sentirse sin fuerzas para continuar. Sin embargo, cuando el trabajo es presentado y logra la aprobación del lector, la satisfacción es máxima. Coincido plenamente con Haruki Murakami.
P.: ¿La buena literatura está hecha por gente desobediente?
R.-No en todos los casos, pero por lo general sí. El escritor debe decir la verdad, su verdad, por incómoda que le pueda resultar a los poderes establecidos. Escribir es una tarea solitaria, en ocasiones dura, y la principal premisa es ser honesto contigo mismo, no actuar con cobardía.
P.- No sólo de letras vive el hombre, pero a José Espinosa es difícil encontrarle en la red. ¿Tiene usted página personal o está en alguna red social o, por el contrario, es de los pocos autores que no tiene nada de ello?
R.-Coincido plenamente en que es muy complicado vivir exclusivamente de la literatura, aunque ciertamente algunos lo consiguen. Quizás sea un error no participar en las oportunidades que en el presente nos ofrece el mundo virtual. En el futuro me lo tendré que plantear, aunque la realidad es que no me atrae en exceso. En ocasiones olvido el teléfono móvil y lo encuentro mudo y descargado en cualquier lugar. Reconozco ser un desastre para estas cosas.
P.: ¿No favorece Internet el conocimiento de un autor o autora a nivel mundial?
R.-Posiblemente, pero la mejor propagada para el autor es su obra. Dejando al margen las campañas de promoción, que únicamente están al alcance de las editoriales más potentes, lo fundamental es el boca oreja, que un lector le cuente a otro que tu trabajo le ha encantado. El ejemplo perfecto podríamos encontrarlo con el libro de María Dueñas, ‘El tiempo entre costuras’ que sin apenas promoción inicial, con el boca oreja, se ha convertido en el fenómeno literario actual.
P.: Y como esta sección se llama Hablando de Libros, el futuro de los mismos, ¿cómo lo ve?
R.-No temo por el futuro de los libros, aunque al formato en papel le ha salido un competidor con el que en tendrá que pelear en pocos años. El libro electrónico podría ser un duro contrincante sobre todo en el ámbito de la enseña al permitir interactuar con él. Entiendo que el ejercicio de leer, el placer de leer, se seguirá por muchos años haciendo en el formato tradicional.
Muchas gracias.
Participa en diferentes actividades en colegios e institutos, en una tertulia literaria en la televisión local de Cartagena, y otra tertulia en la Cadena Ser. Ha sido, durante seis años, columnista de diario El Faro, cuyos artículos se podía leer cada domingo en toda la región.
Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas.
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Pregunta.- Arturo y los espejos no es su primera incursión en el libro infantil y juvenil, sino que debemos remontarnos al año 2003 con Los ladrones de la noche y otros relatos.
Respuesta.- Efectivamente. Con mi primer libro infantil he tenido la oportunidad de visitar más de 100 colegios y reunirme con más de 10.000 niños en toda la región, así como en Orihuela y Elche, realizando la actividad de encuentros con el autor. "Los ladrones de la noche" es un trabajo del que sin duda me siento satisfecho, pues me ha dado la oportunidad de reunirme con un número considerable de lectores y conocer de primera mano sus opiniones.
P.- Pero esta novela significa el primer volumen de la nueva colección Acebuche, de Alfaqueque Ediciones, todo un reto para un autor.
R.-Si analizamos cada nueva publicación como un nuevo reto, como una nueva oportunidad, se comprenderá la satisfacción que supone ser el primer trabajo que da inicio a una colección. Que Alfaqueque considerara que "Arturo y los espejos" era merecedor de ser publicado y comenzar con el la colección Acebuche, sin duda es un honor para el autor. El tiempo ha demostrado el buen olfato del editor, pues en apenas tres meses ya se encuentra próxima la segunda edición.
P.- ¿Qué debe tener una historia para ser considerada destinada al público infantil y juvenil? ¿El autor la escribe pensando en esa calificación?
R.-Un trabajo destinado al público infantil debe tener un lenguaje y estructura adaptados a su nivel de comprensión lectora, que por supuesto les entretenga, y a ser posible sin que ellos lo perciban, les enseñe valores. Un libro preñado de expresiones complejas sería abandonado apenas comenzada su lectura al impedir ese vocabulario desconocido para ellos la comprensión de la historia que pretenden leer.
P.- Lo que nos propone en la primera parte de la novela es casi una utopía: un mundo sin espejos y, por extensión, sin nada que permita verse reflejado. ¿Sería eso posible más allá de la magia?
R.-En la ficción todo es posible, pues nadie cree que Superman u otros héroes de comic pueden realizar las aventuras que nos fascinaban cuando éramos pequeños. Esa fantasía, esa magia, si queremos llamarla de ese modo, es útil para enganchar al lector infantil y conseguir introducirlo en la historia. Estimular la imaginación del niño es necesario para su desarrollo intelectual y además fomentar el hábito de lectura, tan deseable en un país cuyos índices están todavía muy alejados de la media europea.
P.- Porque magia hay mucha en esta historia: espejos que hablan, Neptum el señor del estanque, y me atrevería a decir casi todo cuanto rodea a Arturo hasta que se contempla reflejado en la superficie del estanque.
R.-Los espejos y Neptum, así como otros personajes secundarios de la trama, son sólo meros instrumentos de los que se vale el autor para llegar a lo verdaderamente importante, que el lector se introduzca en lo fundamental de la trama.
P.- ¿Podría haber impedido Neptum que las aguas devolviesen la imagen de Arturo?.
R.-Podría. Pero como en la ficción todo es posible, quizás de no haber ocurrido, los lectores posiblemente se habrían perdido el capítulo -a juicio del autor- más interesante de la historia. Arturo no tenía algunos conceptos básicos muy claros, y Neptum, con sus argumentos, consigue aclarárselos, que analice su situación de otro modo.
P.- ¿Hay un mensaje moral en esta historia, o eso ha pasado ya a la Historia?
R.-Sin duda existe no uno sino varios mensajes en Arturo y los espejos. El valor de la familia es uno de ellos, sin ese estimable apoyo le habría sido más difícil a Arturo superar lo que él creía un problema. La amistad, el afán de superación, también se ven reflejados. Por desgracia no todos los padres ofrecen a sus hijos esos referentes que les servirán para afrontar las dificultades futuras con las mínimas garantías de éxito.
P.- Las ilustraciones son de Paloma Navarro Moñino. ¿Hubo conversaciones entre usted y ella para dibujarlas?
R.-Hubo varias conversaciones con Paloma y debo decir que su trabajo me dejó absolutamente satisfecho. Siempre reinó un clima de máxima colaboración y entendimiento. No descarto que en el futuro alguno de sus trabajos pueda ilustrar un nuevo libro que en estos momentos se encuentra en fase de corrección.
P.- Al final del libro encontramos un taller de lectura, que nos indica que está destinado a servir de trabajo en colegios.
R.-El taller de lectura le es útil sobre todo al profesor, que es el responsable de trabajar el libro en clase. Las respuestas de los niños le indican el grado de comprensión lectora, si han entendido en su totalidad la historia y los mensajes que el autor pretende compartir con sus lectores. El profesor, a través de sus respuestas, deberá explicar lo que a su juicio no ha quedado claro para sus alumnos. Cuando la adquisición se produce en la librería, son los padres los encargados de esa tarea.
P.- ¿Quién decide ese destino prioritario del libro, el autor o el editor. En su breve reseña biográfica podemos leer que realiza actividades en diferentes colegios de toda la Región.
R.-Son compatibles ambas situaciones. Que el libro se venda en colegios e institutos no entorpece su recorrido tradicional, que son las librerías. Arturo y los espejos está distribuido por toda la geografía nacional, incluidas las Islas Canarias. Es de lo más natural que un libro destinado al público infantil se intente introducir en el ámbito de los colegios, todas las editoriales lo intentan.
P.- ¿Son receptivos los niños y niñas a estas actividades de taller de lectura, a encuentros con los autores y autoras?
R.-Los niños son absolutamente receptivos a participar en los encuentros con el autor. A ellos les sorprende que una persona normal, como ellos, sea el autor de la historia que han leído. Suelen participar con interés y preguntar al escritor sobre lo que supone la tarea de escribir, cómo surgen las historias y todo lo relacionado con el entorno que rodea al autor. Les interesa especialmente las posibles actividades paralelas, su participación en programas de radio y televisión, etcétera.
P.- Me surge una duda, y supongo que a muchos autores que empiezan también, ¿cómo conseguir entrar en ese mundo relacionado con actividades en colegios e institutos?
R.-Fue un amigo, director de un colegio en Cartagena, el que me sugirió esa posibilidad. Conocía a otros colegas y me facilitó varias entrevistas con ellos a los que ofrecí un ejemplar para que lo leyeran. La respuesta, en la mayoría de los casos positiva, me animó a continuar. Después de haber visitado un número tal elevado de colegios, debo decir que ha sido una de las experiencias más gratificantes de las que he disfrutado en mi vida.
P.- Permítame unas preguntas más generales sobre su actividad creativa. Tengo entendido que está jubilado, a pesar de ser bastante joven. Ello le permitirá dedicarse con más tiempo a la literatura, ¿cuánto le dedica cada día?
R.-No sólo es cuestión de tiempo, aunque siempre es conveniente ser disciplinado en el trabajo. Se escribe cuando se tiene algo que contar. Las historias pululan durante mucho tiempo en la mente del escritor y sólo al creer que están lo suficientemente maduradas, pasan al papel. Cuando se produce esa feliz circunstancia, suelo escribir durante la mañana, sobre cuatro horas de media, cuatro o cinco días a la semana. Por las tardes toca leer. El escritor no sólo disfruta con la lectura, pues en su obra queda reflejado lo que ha leído.
P.- ¿Cuándo sabe si un texto es bueno o malo? ¿Usa mucho la papelera?
R.-La papelera es la principal herramienta del escritor y debe usarla sin contemplaciones cuando advierte que es preferible arrojar a ella lo que podría estropear la totalidad del texto. El autor jamás sabe si han conseguido una buena historia. Esa duda constante le hace sufrir y esa incertidumbre sólo desaparecerá cuando, una vez publicada, obtiene una respuesta mayoritariamente positiva de los lectores.
P.: Usted ha escrito novela y relatos, por ello quiero que me de su opinión de este pensamiento del japonés Haruki Murakami, quien dijo que escribir novela es un reto, escribir cuentos un placer, que es la diferencia entre plantar un bosque o plantar un jardín.
R.-Es cierto que aventurarse a escribir una novela, en ocasiones, puede resultar duro, pues durante el proceso de escritura, que se pude prolongar por espacio de varios años, las dudas suelen ser una constante y esa a veces angustiosa situación la podemos observar en autores cuyos trabajos consideramos que han sido concluidos precipitadamente al sentirse sin fuerzas para continuar. Sin embargo, cuando el trabajo es presentado y logra la aprobación del lector, la satisfacción es máxima. Coincido plenamente con Haruki Murakami.
P.: ¿La buena literatura está hecha por gente desobediente?
R.-No en todos los casos, pero por lo general sí. El escritor debe decir la verdad, su verdad, por incómoda que le pueda resultar a los poderes establecidos. Escribir es una tarea solitaria, en ocasiones dura, y la principal premisa es ser honesto contigo mismo, no actuar con cobardía.
P.- No sólo de letras vive el hombre, pero a José Espinosa es difícil encontrarle en la red. ¿Tiene usted página personal o está en alguna red social o, por el contrario, es de los pocos autores que no tiene nada de ello?
R.-Coincido plenamente en que es muy complicado vivir exclusivamente de la literatura, aunque ciertamente algunos lo consiguen. Quizás sea un error no participar en las oportunidades que en el presente nos ofrece el mundo virtual. En el futuro me lo tendré que plantear, aunque la realidad es que no me atrae en exceso. En ocasiones olvido el teléfono móvil y lo encuentro mudo y descargado en cualquier lugar. Reconozco ser un desastre para estas cosas.
P.: ¿No favorece Internet el conocimiento de un autor o autora a nivel mundial?
R.-Posiblemente, pero la mejor propagada para el autor es su obra. Dejando al margen las campañas de promoción, que únicamente están al alcance de las editoriales más potentes, lo fundamental es el boca oreja, que un lector le cuente a otro que tu trabajo le ha encantado. El ejemplo perfecto podríamos encontrarlo con el libro de María Dueñas, ‘El tiempo entre costuras’ que sin apenas promoción inicial, con el boca oreja, se ha convertido en el fenómeno literario actual.
P.: Y como esta sección se llama Hablando de Libros, el futuro de los mismos, ¿cómo lo ve?
R.-No temo por el futuro de los libros, aunque al formato en papel le ha salido un competidor con el que en tendrá que pelear en pocos años. El libro electrónico podría ser un duro contrincante sobre todo en el ámbito de la enseña al permitir interactuar con él. Entiendo que el ejercicio de leer, el placer de leer, se seguirá por muchos años haciendo en el formato tradicional.
Muchas gracias.
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