jueves, 31 de octubre de 2024

Convocado el II Certamen literario "Carlos Valcárcel Mavor" por la Asociación de Amigos de la Capa de Murcia

 



 

 


 


La Asociación de amigos de la Capa en Murcia convoca el II Premio literario Carlos Valcarcel Mavor, con las bases que se reproducen en las imágenes de arriba. El plazo de recepción de originales comienza el 1 de noviembre de 2024 y finaliza el 20 de diciembre de 2024.

Los relatos deben ser inéditos, no pendientes de resolución de ningún otro concurso literario, de una extensión máxima de 3 páginas, con letra Arial tamaño 12, temática libre, sin olvidar que el concurso se convoca para dar relieve a la cultura de la Región de Murcia, al uso de la Capa Española.

La documentación que se cita hay que remitirla al correo electrónico que se menciona en el base 4ª de las bases.

lunes, 1 de abril de 2024

sábado, 2 de octubre de 2021

Hablando de libros con Pedro González

 


Hablando de libros con… Pedro González Núñez. 

Pedro González Núñez (Lorca, 1977). Licenciado en comunicación audiovisual y técnico superior en educación infantil. Tras trece años trabajando en medios de comunicación, decidió comenzar una nueva aventura en el mundo online redactando artículos para periódicos y blogs, y formándose en marketing online y de contenidos. En 2014 comenzó a escribir y publicar novela de ficción, La piedra del diluvio y ¡Año de desperezarse, Darío! Ha utilizado varios seudónimos en sus novelas, tales como Joe Lem, Perry Green y PG Sharpe. Y otras las ha publicado con su verdadero nombre.

Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas.

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Pregunta.- La gran duda que se me plantea cuando leo las líneas anteriores es, ¿con quién estoy hablando? ¿Joe Lem? ¿Perry Green? ¿PG Sharpe? ¿Pedro González?

Respuesta.- Primero, quería darte las gracias por esta oportunidad, a ti ya Vegamediapress por este hueco que me hacéis en vuestro medio. Estoy encantado.

En cuanto a tus preguntas, supongo que con todos. No deja de ser un juego que uso como diversión, como homenaje… No sé si le pasa a otra gente, pero a mí siempre me ha resultado interesante saber cómo me sentiría si fuera otra persona. No es que quiera ser otro diferente de quien soy, es que soy un tipo muy curioso y, sinceramente, si pudiera, me metería en la piel de muchos otros individuos durante un rato para empatizar, pensar de forma diferente, conocer sus anhelos, sus dudas… Luego, claro, prefiero volver a mí, que ya me he currado mucho llegar hasta aquí como para dejarlo todo en manos de otro ser humano, ja, ja.

También me encanta crear. Así que, un día pensé, igual que creo personajes para protagonizar mis novelas, ¿por qué no hacerlo también para que las escriban? Y por aquí va la cosa a día de hoy…

 

P.- ¿Por qué entonces esos heterónimos? ¿Has pretendido homenajear con ello a autores que te han influido a lo largo de tu vida? Porque, según con el nombre que publicases tus obras, estas eran de uno u otro género.

R.- Sí, en realidad, hay diversos motivos por los que uso heterónimos. Por un lado, ya he comentado que soy curioso. De joven hice teatro, pero soy un actor malísimo. Aun así, no deja de ser un ejercicio interesante en el que te has de poner en la piel de otra persona y pensar como lo haría el personaje. Eso me atrae, y escribir como si fuera otro me resulta un ejercicio liberador.

No obstante, voy por partes, como dijo Jack el Destripador. El tema de los heterónimos surgió como un juego, una forma de llamar la atención, una fórmula para firmar novelas de género con nombres que pueden vender más que el mío propio. Y eso ha ido evolucionado.

Adoro a dos escritores, Fernando Pessoa y Pablo Tusset, cada uno por diversos motivos. Ambos usan y usaron diferentes heterónimos, pero me atrae especialmente el caso de Tusset, cuyo nombre real es David Cameo, o eso creo, y del que estoy tratando de encontrar otros nombres que ha utilizado para publicar, pero es un tipo muy escurridizo y poco permeable, que cuida mucho su intimidad.

Además, también me sirve para homenajear a mis autores favoritos. Joe Lem, por ejemplo, mezcla el nombre de dos escritores de ciencia ficción que me parecen geniales, Joe Haldeman y Stanislaw Lem. Ambos me han influenciado muchísimo. De hecho, mi obra Paria Estelar bebe bastante de Astronautas, la ópera prima de Lem, y de La guerra interminable, de Haldeman.

Y no me olvido de mi homenaje favorito. En realidad, esto nació también por mi amor a las novelas de quiosco o novelas de a duro. Durante la segunda mitad del siglo XX, se publicaron en España unos 80.000 libros que vendían directamente en quioscos editoriales como Bruguera con precios muy populares, al principio 5 pesetas, luego 50 pesetas, después 100 pesetas... En aquellos tiempos, no todo el mundo tenía acceso a la televisión o a otros entretenimientos. Eran obras muy pequeñas, la mitad western, pero muchas de terror, fantasía, ciencia ficción, románticas… Esos autores que podían tener una de esas novelillas escritas en una semana usaban pseudónimos como Kelltom McIntire, Joseph Berna o Clark Carrados, aunque sus verdaderos nombres nada tenían que ver con eso. La mayoría incluso dejó su trabajo para dedicarse por completo a su pasión, la escritura. Yo tengo la creencia de que, si hubiera nacido en su época, podría haber vivido de esto, pues poseo una fértil imaginación y puedo escribir una novelette en un fin de semana. Así pues, me identifico con ellos, me parecen admirables, y siento que así les hago mi particular homenaje, ya que adoro esa literatura y he crecido leyéndola.

 P.- Esta es vuestra novena obra, permítemelo decir así. Si no me equivoco, la tercera con tu nombre. Y es como Pedro González como el lector va a encontrar tu lado creativo más personal.

R.- Sí, sin duda. Mi idea original era firmar como Joe Lem, pero mi editor, Miguel Ángel de Rus, me recomendó usar mi propio nombre. Quiero pensar que soy una persona bastante flexible, así que no puse problemas. Él tiene más experiencia en este mundillo, así que, si me aconseja utilizar mi nombre verdadero, por mí no hay problema.

No obstante, suelo reservar los heterónimos para las novelas de género, mientras que mi nombre real lo guardo para obras más personales, en las que pongo más de mí mismo, aunque tal vez eso sea un eufemismo, porque, al fin y al cabo, cada vez que escribimos, hacemos una labor muy íntima en la que se vuelcan talentos, sensaciones, anhelos, miedos, deseos… Así lo veo yo.

Pero sí, me gusta firmar como Pedro González las obritas más íntimas y personales que escribo, aunque nunca oculto que detrás de Joe Lem se esconde una parte de mi personalidad, quizás la más amante de la tecnología, la ciencia y la ficción, y tras PG Sharpe está mi yo más gamberro, por ejemplo.

 

P.- Una catedral, un lugar sobre el que pesa una maldición, unida a una carta.

R.- Siempre me gustó y me aterró la idea de lo maldito, y creo que es algo que está muy asociado a la religión y a cómo nos la inculcaron cuando éramos niños. Estoy formado en el catolicismo, he leído la Biblia y, aunque las catedrales son un fenómeno más moderno que la obra magna del cristianismo, reconozco que esa dicotomía entre el bien y el mal, entre la ciencia y la fe, entre lo real y lo imaginado… No sé, es como yo me siento en muchas ocasiones cuando dudo. Y puesto que antaño me metieron ciertos miedos en el cuerpo por hacer las cosas que no debía o no podía, pero yo era curioso y me gustaba saltarme ciertas normas y correr riesgos… Creo que siempre intento plasmar algo similar en mis novelas.

Luego, me parece interesante crear ambientes opresivos en los que sabes que se está gestando una tragedia, en los que todo está confabulado para acabar fracasando pese a que los personajes hacen cuanto pueden por luchar contra ese destino ya escrito. Es muy de Lovecraft, un genio creando atmósferas opresivas en las que los protagonistas iban perdiendo la cordura… Tan imaginativo como real y humano. También de los antiguos griegos, de sus magníficas tragedias en las que, por más que lo intentasen sus protagonistas, los hados se buscaban las artimañas para mandarlo todo al carajo porque así debía ser.

Y también me atrae la idea de cómo algo simple puede desencadenar un verdadero terremoto. En este caso es una carta, que parece inofensiva, pero puede no serlo. Hay decenas de ejemplos de misivas que pueden cambiar el destino de una persona, incluso el mundo. Al fin y al cabo, hoy en día, cuando recibimos una carta de Hacienda, a todos nos tiemblan las piernas, ¿verdad? Ja, ja, ja. Pues es libro es parecido, pero usando la imaginación.

 


P.- ¿Son los lugares religiosos los más propicios para escribir sobre weird science o cultos diabólicos? Me permito utilizar las palabras con las que un destacado blog de género calificó tu novela.

R.- Supongo que sí. Como comentaba, en nuestro país somos herederos de la religión católica. Igual en otros no es así, pero es cierto que yo me he criado viendo mucho cine, y, al fin y al cabo, la idea de que todo bien tiene un enemigo, una contraparte, que es el mal, se asocia mucho a la religión, que durante décadas ha sido un vehículo para la educación moral de las personas.

Tal vez hoy, cuando todo parece más confuso, la religión no tiene tanto peso en la formación de los niños. Pero en nuestros tiempos mozos sí que la tenía. A mí, a veces, como he comentado, me metían el miedo en el cuerpo si no me portaba bien con los famosos castigos divinos.

Además, no me imagino solo en una noche tormentosa dentro de una iglesia, o en un cementerio. Le tengo pánico a eso. Tengo mente analítica, pero llena de temores que, en realidad, están infundados si se observan desde un punto de vista lógico.

Así que, dado que la ciencia extraña y los cultos diabólicos tienen tanto de ética o falta de ella, tanto de moral y de usos arcaicos para enseñar a la gente cómo comportarse según los usos y costumbres de cada época, yo sí que lo veo así.

Ahora bien, también considero que lugares desolados y abandonados, como pueda ser la actual Chernóbil, por ejemplo, también se convierten en escenarios propios y magníficos para estas fórmulas literarias que, por otro lado, tienen mucho de visuales, de ahí, creo yo, se usen tanto para esta clase de narraciones, porque forman parte importante del imaginario colectivo y facilitan que el lector se meta en la historia desde la primera página.

 

P.- Suponiendo que Jacinto Masegosa sea un personaje ficticio, no lo son, sin embargo, ni Edison, ni Tesla ni Pierre Curie. Y tampoco lo son otros más históricos, como Platón, Kant o Descartes.

R.- Estuve jugando con la idea de introducir o no a personajes reales. Finalmente me decidí a añadirlos porque pensé que darían un toque interesante a la historia. Al fin y al cabo, está ambientada en un tiempo de prodigios en los que se confundía la ciencia con la fantasía. Pocos años después del año de la novela, 1888, la gente saldría huyendo de los cines porque creía que un tren la iba a atropellar. Y es que hablamos de una época en la que todo parecía posible. Edison, Tesla o Curie fueron en aquellos tiempos los últimos exponentes de lo mejor que puede dar la humanidad a nivel científico, y todos ellos, igual que nosotros, somos herederos a su vez del pensamiento clásico, del humanismo, de la Ilustración, del Renacimiento…

Si no fuera por las grandes mentes de nuestra historia, unas más famosas, otras menos, igual estábamos todavía en las cavernas vistiendo taparrabos y peleándonos a hueso limpio. Sinceramente, a ratos no sé qué es mejor, pero es lo que tenemos, esta es nuestra realidad y yo le quiero agradecer a los pensadores, filósofos y científicos más brillantes de la historia, con sus claroscuros, lo que han logrado.

 

P.- En busca de conseguir los objetivos científicos, ¿está todo permitido?

R.- Es una pregunta a la que todo el mundo respondería que no, que tiene que haber límites. Sin embargo, y entroncando con lo que decía antes, hoy en día disfrutamos de comodidades que no se hubieran logrado si algunos científicos hubieran sido más éticos. No sé si se habría tardado más, pero es obvio que la medicina y la lucha contra la enfermedad ha usado animales desde hace muchas décadas, y no con la preponderancia moral que, según pensamos ahora, se debiera haber tenido. No creo que nadie diga que no se toma tal medicamento porque se ha testado en animales y han muerto muchos para alcanzar los resultados buscados.

No sabría decir. Personalmente no podría traspasar ciertos límites, y tampoco me gusta que lo hagan otras personas. Pero diría que todavía hoy se hace y no creo que se pueda cambiar. No obstante, depende mucho de los baremos éticos y morales que se marca cada sociedad. Creo que la educación nos hace cada día más sensibles a cuanto ocurre a nuestro alrededor, pero también parece estar en nuestra naturaleza la curiosidad, la necesidad de aprender y de saber cada día más. Así que, los límites supongo que son cosa nuestra, y hoy no son los mismos que eran hace cien años, e imagino que no serán iguales a los de dentro de otros 100 años, si para entonces seguimos aquí y no nos hemos cargado el planeta en nombre de la ciencia, el consumismo o yo qué sé qué…

 

P.- Con todos estos elementos, me acaba de surgir otra duda. Tu novela, ¿es fantasía, ciencia ficción o histórica?

R.- Supongo que bebe un poco de todo. Sobre todo, considero que es ciencia ficción. Hay elementos muy claros. También juega con los límites de la fantasía, que está en duda a lo largo de toda su extensión. Y sin duda es histórica, ya que transcurre durante cuatro días de finales del siglo XIX. Imagino que se puede considerar un híbrido, una mezcla de todos esos elementos.

 

P.- Has conseguido algo a lo que aspiran todos los escritores que conozco: que la tensión narrativa no termine hasta el punto y final.

R.- Sí, y reconozco que yo mismo estoy sorprendido. Creo que no lo había logrado hasta ahora, y, de hecho, con las nuevas historias que estoy escribiendo, tampoco lo estoy consiguiendo, o no al menos a ese nivel. Me dicen que las últimas páginas te mantienen en vilo y no te dejan soltar la narración por la necesidad de saber cómo acaba. No sé si alcanzaré alguna vez una cota como esa. Tampoco era consciente de ello mientras la escribía. Yo solo me pongo ante el folio en blanco y suelto todo lo que en ese momento me apetece plasmar. Supongo que a veces estoy más inspirado y otras menos, pero no le tengo ningún miedo, me dejo llevar y doy rienda suelta a lo que surja en el momento. Otra cosa es ponerme a revisar cuando acabo… Ahí cambia todo y lo que me parecía genial cuando redactaba a ratos me parece una mierda cuando lo releo, ja, ja, ja.

 

P.- ¿La catedral de ébano es un antes y un después en tu creación literaria?

R.- Para mí sí. Es mi novela de más éxito, creo que la más redonda. No obstante, mis inquietudes personales siguen siendo las mismas y continúo escribiendo todo lo que me apetece. Ahora bien, si abre ciertas puertas o no, ni idea, ya veremos. Pero por los comentarios que recibo y por la acogida que ha tenido, ya que me ha permitido llegar a lectores a los que antes no llegaba, sin duda es un antes y un después para mí.

 

P.- A partir de ahora, ¿quién firmará las obras?

R.- Voy a seguir con mi tontería de los heterónimos, y, de hecho, usaré más, ja, ja, ja. Escribo tanto como lo hacían los veteranos de Bruguera a los que antes me referí, me siento muy identificado con ellos y hay demasiados escritores que me gustan y a los que quiero homenajear / plagiar como para parar, ja, ja, ja.

 

P.: Permíteme ahora navegar por otros aspectos y conocer mejor a Pedro González. ¿La buena literatura está hecha por gente desobediente?

R.- Pues no sabría decirte. Es algo que no me he planteado nunca. Algunos de mis autores favoritos, como Joe Haldeman, PG Woodehouse, Stefano Benni, Tom Sharpe, Stanislaw Lem, Pablo Tusset, David Foster Wallece, Jenofonte, Sayaka Murata, Kiril Yeskov, Arturo Pérez Reverte, Henry James… Está claro que muy obedientes no son, o no lo fueron en vida, y me encanta cómo escriben.

Diría que el arte es una forma de expresión que no debería tener demasiadas restricciones, por no decir ninguna, y la literatura la considero arte, y creo que todo el mundo la ve así. No sé si desobedientes, pero sí que tengo claro que ha de ser una forma expresiva sin límites, sin ambages, un ejercicio en total libertad que, por lo general, acabará por mostrar cosas que no gustarán a los poderosos, los interesados y los que viven de la hipocresía y la falsedad.

Si por decir esas cosas que muchos no quieren oír a un escritor se le considera desobediente, bienvenido sea. Por mí, que haya tanta desobediencia como se pueda, porque eso significará que hay mucho arte en el mundo y muchas ganas y vehículos adecuados para la expresión, la denuncia, la mejora…

Diría que muchas veces, el problema no es quien escribe, es quien lee. El cómo interpretamos algo, lo que sea, ya hablemos de un libro, un artículo periodístico, una opinión… Es lo que de verdad puede hacer daño, y lo que acaba coartando a los autores, artistas, etc. Pero hay que luchar contra eso y, en efecto, desobedecer, seguir explorando límites, artes, etc.

 

P.- Has escrito suficiente obra literaria para que esta pregunta no pueda dejar de hacértela. ¿Cómo sabes si un texto es bueno o malo? Y casi obligado: ¿utilizas mucho la papelera? Es decir, lees y relees y cambias y vuelves a cambiar el texto.

R.- Nunca sé si un texto mío es bueno o malo. Sé lo que me gusta y lo que no me gusta tanto, pero no tengo idea de si personalmente he escrito algo bueno o algo regular o malo hasta que no tengo las respuestas de la gente. Ellos me comentan si les ha gustado o no.

Personalmente no uso demasiado la papelera. Como he dicho antes, cuando termino de escribir, a veces pienso que he hecho algo genial. Cuando empiezo a revisar, me tiro de los pelos. Pero sé que, si leo un texto mío dos veces, lo cambiaré dos veces. Si lo leo cien veces, lo cambiaré cien veces. Y así puedo estar hasta el infinito. Por lo que, para no volverme loco, cuando considero que ya está suficientemente revisado, lo paso a la editorial, porque si no, entro en una espiral sin fin y sin salida a la que, con sinceridad, no le veo mucha lógica. Y, como es lógico, pierdo toda perspectiva mínimamente objetiva.

 

P.- Si te preguntara si crees que escribir es al mismo tiempo un regalo y una opresión. ¿Qué me contestarías?

R.- Para mí es un regalo. Me gusta escribir, es una forma en la que me expreso en libertad, mucho mejor que hablando, por ejemplo. Ahora bien, cuando estoy embarcado en la redacción de una historia, también lo considero una opresión, sobre todo cuando quiero llegar a tiempo porque tengo fecha de entrega. Es más, se puede convertir en una obsesión. Sueño el libro, pienso el libro, como el libro… Parece que no hay otra cosa, y no me gusta sentirme así. Hago esfuerzos por apartarlo de mi mente, aunque me suelo dormir pensando en eso y lo introduzco en mis sueños. Diría que sí, que, en mi caso, en muchas ocasiones, es así.

 

P.- En ninguna de las entrevistas que hago me resisto a añadir esta reflexión de Francisco Gijón puso en boca de uno de los personajes de su obra: nadie que es feliz escribe, como tampoco nace el arte de ningún ser pleno.

R.- Es interesante. En psicología aplican ciertas técnicas de escritura para que la gente se pueda expresar libremente y muestre sus sentimientos. Mi pareja, que es psicóloga en desarrollo, me comenta que es un buen ejercicio, que me sirve para relajar tensiones y luchar contra ciertas frustraciones de mi vida por hechos que no puedo controlar. No soy muy controlador, pero no me gusta el mundo en el que vivo, por eso aprovecho la escritura como vía de escape y denuncia.

No sabría decir si los artistas pueden llegar a ser plenos y felices. A mí me gusta lo que hago, pero no es lo único que me atrae. Como he comentado antes, trato de impedir que se convierta en obsesión. Si no lo disfrutas, ¿para qué sirve entonces? ahora, tampoco aspiro a mucho más salvo a contar historias, que es algo que me interesa. Y luego, lo convino con todos mis hobbies, sobre todo lectura, pero también viajes, buena mesa, cine y series…

 

P. En la anterior etapa de mis entrevistas para Hablando de Libros (esta que mantengo contigo ahora es la segunda de la, digámoslo así, nueva etapa) solía incluir una pregunta que ahora voy a reformular. En el mundo del cambio climático, de la pandemia, de la corrupción política ¿qué sentido tiene la literatura y, dentro de ella, la ciencia ficción?

R.- La literatura, como he comentado antes y como yo la veo, es una forma de expresión, y como tal, útil para la denuncia. Ahora bien, se lee tan poquito en el mundo que diría que no es tan influyente como lo fue antaño.

Creo que los seres humanos necesitamos expresarnos, y escribir es una buena fórmula, igual que pintar, esculpir, dibujar, levantar un edificio…

Se están pasando tantas cosas a la vez en el mundo y tenemos tal cantidad de información y desinformación encima que cuesta aprender a valorar. Estoy muy de acuerdo con Zygmunt Bauman y su teoría de la modernidad líquida. Todo va muy rápido y no se aprecia, no nos detenemos a disfrutar, no sabemos lo que es el reposo y la paciencia, el goce de un instante, de un momento, de una panorámica, una frase, un buen libro...

Ahora bien, considero que la ciencia ficción actual juega, sobre todo, dos funciones: una, como ya hiciera hace años Haldeman con La guerra interminable, de aviso y denuncia, pues muestra distopías y realidades alternativas que algún día podrían hacerse realidad. Y así podría decir muchas más, como Farenheit 451, 1984, Nueromante… Otra, no menos importante, de entretenimiento, evasión, fantasía e imaginación. Es muy necesario desconectar de vez en cuando de cuanto nos rodea, y ahí, la literatura es un vehículo magnífico, y la ciencia ficción nos conduce a mundos increíbles e interesantes.

Podemos pensar que la ciencia ficción es una locura, un imposible. Sin embargo, gente como Isaac Asimov o William Gibson, y otros, pronosticaron mucho de la realidad que ahora vivimos, como por ejemplo la híper-conexión.

 

P.- No sólo de letras vive el hombre o la mujer. ¿Dónde podemos encontrar a Pedro González Núñez en la red? ¿Qué tiempo le dedicas?

R.- Pues tengo de todo. Uso sobre todo Twitter y Facebook, y tengo mi propia web. Además, también tengo Instagram y LinkedIn. Lo que pasa es que, aunque pueda parecer que siempre estoy ahí, lo cierto es que no creo que les dedique a todas las redes juntas más de 15 o 20 minutos al día, y no considero que deba dedicarles más. Disfruto con el libro en papel, con una buena peli, con un viaje, con la música, con una serie, escribiendo, con la compañía de mi pareja, mi familia, mis amigos… Me parece más real que las redes sociales, aunque no tengo tanto tiempo libre como me gustaría para todo, pero se hace lo que se puede.

Sí que reconozco que, para las relaciones sociales, herramientas como WhatsApp o Telegram me han venido muy bien para estar contacto con la gente que tengo más lejos.

Aquí dejo los sitios en los que se me puede encontrar:

https://www.pgonzalezescritor.com/

https://www.facebook.com/perry.green.731

https://twitter.com/Pedropaginablog

https://www.instagram.com/joelemperrygreenbooks/

https://www.linkedin.com/in/pedro-gonz%C3%A1lez-n%C3%BA%C3%B1ez-27a59535/

 

P.- Ahora tienes la obligación de aconsejarnos una película.

R.- Antaño era más cinéfilo que ahora. Dedicaba muchas horas de mi vida a ver películas. No sabría por cuál decantarme, pero dado que te encanta la épica y la mitología, la religión y la historia, igual que a mí, voy a apostar por un clásico que he visto como un millón de veces, pero que me parece una obra de arte que trata el mito artúrico con gran respeto y acierto. Es Excalibur, filme que dirigió John Boorman allá por 1981 y que tomó como base la gran obra La muerte de Arturo, de Thomas Malory, uno de los mejores conocedores de todo cuanto rodeó esta leyenda, aunque tampoco sabemos si su nombre es real, si escribió o compiló la historia, etc. Hay mucho misterio en eso, igual que en mi libro y que en tu obra, así que me parece adecuada elección, je, je.

 

P.- ¿Te atreves a hacerlo con una serie televisiva o cinematográfica?

R.- Fíjate, ahora voy a cambiar el tercio por completo. He pensado mucho en qué serie recomendar, pero no se me ocurría cuál, ya que he visto muchas que me han encantado. Así que voy con un clásico que nunca falla, Friends. Hace unos meses volví a ver las 10 temporadas junto a mi chica y veo que es una obra que envejece muy bien. Por eso, para mí, de lo más divertido que se ha hecho nunca esta joya de David Crane y Marta Kauffman que tiene 236 capítulos divididos en 10 temporadas. Nadie llega tan lejos si lo que hace no es bueno.

 

P.- ¿Una obra de teatro?

R.- En mis tiempos mozos, cuando estaba en la universidad, me dio por leer teatro clásico español y descubrí una ingente cantidad de joyas que, como nadie es profeta en su tierra, muchas están olvidadas en nuestro país. Así que voy a apostar por el Siglo de Oro español, que hasta ahora he ido recomendando mucho anglosajón en series y películas, y tiro para lo nuestro con El burlador de Sevilla y convidado de piedra, que se atribuye a Tirso de Molina y que se marca como el inicio del mito de Don Juan. Podría hablar de muchas más, como Don Álvaro o la fuerza del sino o Don Gil de las calzas verdes, pero me quedo con las primeras andanzas de Don Juan, que creo que, además, refleja bien a los mediterráneos, nuestro pasado y nuestro presente.

 

P.- Una música (aquí puede ser un tema musical, una banda sonora, una pieza clásica).

R.- Voy a seguir con la patria, ya que me decant por un tema que me encanta. No es la música lo que más me atrae o influye, pero siempre que puedo, la tengo puesta mientras trabajo. Y entre todo lo que escucho, adoro La fuerza de la costumbre, tema de Gabinete Caligrari, que aparece en un disco que me parece redondo, Camino Soria, que se publicó en 1987.

 

P.- ¿Y un libro?

R.- En este apartado me la voy a jugar. Es un libro que leí hace más de un año y sigue haciéndome pensar. todavía no tengo claro si fue la mayor genialidad que he tenido el placer de leer o ha sido la mierda más gorda que me he echado a la cara. Se trata de La broma infinita, de David Foster Wallace. Se publicó en 1996 y está considerado como una obra maestra de gran influencia de cuanto se ha publicado en EEUU en el siglo XX. Yo sigo sin saber si fue una patraña, un engaño y una metida o algo tan maravilloso que no soy capaz de ver con claridad todavía. Por cierto, si alguien se atreve, aviso, son más de 1200 páginas con letra muy pequeña en las ediciones que hay en español. Una cosa muy loca. Pero si todavía me tiene así un año después, parece obvio que, como mínimo, algo hay en su inmensa locura.

 

P.: Sé que no debería hacerlo, pero siempre a los escritores nos lo pregunta, os lo preguntan. ¿qué proyectos literarios y/o cinematográficos podemos esperar en el futuro?

R.- Proyectos literarios tengo muchos porque mi mente siempre está en ebullición. Saco ideas de cualquier cosa, del periódico, de la actualidad, de historias que escucho… Estoy trabajando en diversas obras que ya irán viendo la luz poco a poco.

Como licenciado en Comunicación Audiovisual que soy, tengo mucha formación en imagen. Me encantaría que alguno de mis libros viera la luz en forma de película o serie, pero de momento no hay nada. Ahora bien, si alguien se anima, diría que La catedral de ébano, La cuarta raza, El planeta que se vio obligado a crecer hacia las nubes o Paria Estelar son historias muy cinematográficas que creo que quedarían muy bien en la pequeña o gran pantalla. Ahí lo dejo, ja, ja, ja…

 

Muchas gracias.

miércoles, 11 de agosto de 2021

Hablando de libros con Maranwë Beyond


 

Esta entrevista se hace a raíz de la publicación de la novela Descubriendo Drenhull, de la escritora Maranwë Beyond, que ha sido finalista del II premio Villiers de l'Isle Adam de novela fantástica.

Maranwë Beyond nació un 31 de diciembre y se nos define como escritora, diseñadora gráfica y fotógrafa. Son sus tres pasiones. Durante este mes de junio en Vegamediapress hemos ido conociéndola paso a paso con su obra escrita: Más allá de tus ojos, Estréllate pero sigue volando y DescubriendoDrenhull, novela que ha significado su irrupción en la literatura a nivel nacional.

Maranwë es una figura emergente de la fabulación, que combina fantasía y realidad en sus textos para disfrute del lector, además con una especial comprensión de la sensibilidad femenina y de la complicidad entre mujeres.

Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas.

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Pregunta.- Recuerdo de nuestras primeras charlas alrededor de la literatura, no hace demasiado tiempo, pues estamos hablando del año 2011, que me confesabas tu anhelo de dedicarte a la literatura y a la fotografía. Aunque sé que ahora es la cinematografía quien ocupa parte del tiempo que no dedicas a la literatura. ¿En qué momento de realidad está ese doble objetivo que te fijaste desde bien joven?
Respuesta.- Pues siempre he querido dedicarme profesionalmente a esos tres mundos y poder compaginarlos. Y la verdad es que estoy muy contenta porque estoy dedicando la mayor parte de mi tiempo a ello.

P.- Permíteme un recuerdo más, pues fue un 18 de marzo de aquel lejano 2011 cuando tu madre nos presentó, en una de las salas donde exponía su obra pictórica. ¿Cómo ha influido verte rodeada de arte en tu desarrollo como creadora? ¿Has sentido en algún momento la idea de seguir los pasos de ella, Mari Carmen Pujante, en el mundo de la pintura?
R.- Sí, es verdad que el arte corre por mis venas y me precede, pues mi madre también es artista. Crecer rodeada de arte me ha influido muy positivamente a la hora de crear tanto en Fotografía como en la Literatura. Y me ha ayudado a estar conectada con la inspiración de las musas. La verdad es que nunca he sentido la necesidad de aprender pintura y ser pintora como mi madre, pues me siento conectada con otras ramas del arte. ¿La pintura? Se la dejo a ella.

P.- Más allá de tus ojos fue tu debut en la literatura fantástica. Tuve la suerte de leer el manuscrito y, posteriormente, verlo convertido en novela impresa. Tus ojos brillaban cuando me presentaste la novela. ¿En qué ha cambiado Maranwë desde entonces ahora? Aparte de la firma, pues aquella novela la firmaste como Maranwë García Pujante.
R.- Desde aquel momento que se publicó "Más allá de tus ojos", allá por el 2016 hasta ahora, he visto y siento mucha evolución como escritora y más madurez a la hora de escribir y expresarme. El tema de la firma lo cambié, pues quería tener un nombre artístico distinto y que se reconociera fácilmente.

P.- Después vino tu paso por la poesía, no sé si ha sido fugaz o piensas regresar a ella, cuando publicaste un poemario con un contundente título: Estréllate, pero sigue volando.
R.-Yo soy escritora, pero no me considero poeta. Creo que ser poeta está a otro nivel, sobretodo porque ser poeta es más que un oficio, un modo de vida. No me considero una escritora de método, sino más bien de inspiración. Es decir, cuando me siento a escribir no estoy pensando en qué voy a crear, pues lo que hago es dejar que la inspiración fluya y se transforme en palabras. Y como resultado, el lanzamiento del libro que precede a "Descubriendo Drenhull", es el poemario que publiqué en 2018 llamado "Estréllate, pero sigue volando'.

P.- ¿Qué ha aportado la poesía a tu obra narrativa?
R.- Creo que todos los estilos de escritura tienen algo que aportarse entre sí. En este caso, la poesía aporta a mis obras una forma de expresarse muy sutil, con muchas metáforas y fantasía. En definitiva, me gusta resumirlo en una frase: Escribo prosa que desea fusionarse con el verso.

P.- En Más allá de tus ojos nos presentaste a Keyen, una joven que se ve desbordada por los acontecimientos y a lo largo de las páginas llevas al lector a un viaje a su mundo interior. Es un viaje iniciático que nos lleva más allá de lo que ven los ojos.
R.- Sí, como bien dices, Keyen inicia un viaje para encontrar respuestas y conocerse  internamente. Dejando a un lado los prejuicios de lo que ven nuestros ojos y viendo siempre más allá.

P.- ¿Qué herencia tiene Descubriendo Drenhull de la citada Keyen? Por no citar el nombre de la protagonista de esta última novela, que deseo lo descubran los lectores.
R.- Diría que la herencia que ha cogido "Descubriendo Drenhull" de Keyen es ese deseo de ir hacia dentro de uno mismo, superando las barreras mentales que tenemos y haciendo ese viaje tanto externo como interno necesario para nuestro crecimiento personal.

P.- Aún no lo hemos comentado, pero Descubriendo Drenhull fue finalista del II premio Williers de L’Isle Adam de novela fantástica. De ser casi una escritora desconocida, has dado el salto a presentar tus credenciales en el mundo de la literatura y, dentro de ésta, en el más difícil, la literatura fantástica.
R.- En efecto. Descubriendo Drenhull ha sido finalista del II premio Williers de L’Isle Adam de novela fantástica y estoy muy contenta por ello. He de confesar que al principio estaba un poco reticente a presentarlo a concursos, pero gracias a un buen amigo (tú), lo presenté y me llevé la sorpresa de quedar finalista. Y ahora que he dado el salto a la literatura fantástica y el mercado, pienso quedarme y seguir creando historias.

P.- Un viaje al interior de la protagonista, que nos narrará en primera persona, mientras encuentra respuestas tan transcendentales como ¿quién soy?, ¿dónde estoy? y ¿cómo he llegado hasta aquí?
R.- Lo has expresado genial. Nuestra protagonista despierta desorientada sin recordar absolutamente nada en lo que a su vida se refiere. Y al estar en primera persona, el lector va a poder descubrir junto a ella quién es y porqué ha perdido la memoria.

Un momento de la entrevista, en uno de los parques de Murcia.
 

P.- No pretendo hacer un paralelismo entre ambas novelas, pero sí es cierto que en ambas propones al lector ese viaje interior y personal para conocer a la protagonista de tu novela. ¿Acaso es Maranwë la que se busca a ella misma?
R.- Siempre. Me parece muy importante descubrirme cada día como persona y hacer ese viaje interno hacia tu verdadero ser, que trasciende de todo prejuicio y forma terrenal. El crecimiento personal es mi forma de sentir y vivir la vida. 

P.- ¿Es la fantasía el mejor camino para mostrarnos ese mundo especial de la sensibilidad femenina y la complicidad entre mujeres que destaca en tu novela?
R.- Creo que sí. La fantasía es el lenguaje de las musas, el arte y la energía femenina.

P.- ¿Quién es Inma Bernal?
R.- Inma Bernal es la modelo de la portada de "Descubriendo Drenhull" y autora de la misma fotografía. Una artista en toda regla, ya que es Directora de Fotografía del sector cinematográfico, fotógrafa e ilustradora. Y además, gran amiga mía.

Inma Bernal, la imagen de portada de Descubriendo Drenhull
 

P.- ¿Tendrá continuidad Descubriendo Drenhull?
R.- De momento no he pensado en ello. Podría tener continuidad, ya que el final lo escribí con idea de que dejara abierto ese abanico de posibilidades de tener una segunda parte si me surge la oportunidad y la inspiración para escribir una segunda parte. Eso dependerá de la aceptación que tenga entre los lectores y de la propia inspiración.

P.: Permíteme ahora navegar por otros aspectos y conocer mejor a Maranwë Beyond. ¿La buena literatura está hecha por gente desobediente?
R.- Totalmente. Desde mi punto de vista, la Literatura con garra, que impacta y sobresale del resto, está escrita por personas con alma libre, inconformista y que no sigue ninguna norma.

P.- ¿Cómo sabes si un texto es bueno o malo? Y casi obligado: ¿utilizas mucho la papelera? Es decir, lees y relees y cambias y vuelves a cambiar el texto.
R.-  Responderé a esa pregunta diciendo que para mí, un texto o libro es bueno si consigue transmitirme esas emociones y sentimientos plasmados en el papel, que el autor en su origen pretendía expresar. Y si me hace sentir como si yo misma estuviera viviendo esa historia.

P.- Si te preguntara si crees que escribir es al mismo tiempo un regalo y una opresión. ¿Qué me contestarías?
R.- Escribir es siempre un regalo. Y es verdad que hay momentos en la vida del escritor, que por temas personales o inspiracionales, te viene el llamado y a la misma vez temido "bloqueo creativo". Y en ese momento te enfrentas a ese papel en blanco que tienes que rellenar con buena literatura.

P.- No me resisto a añadir esta reflexión de Francisco Gijón puso en boca de uno de los personajes de su obra: nadie que es feliz escribe, como tampoco nace el arte de ningún ser pleno.
R.-  En mi caso, al escribir me siento plena. Pero también la Literatura me ayuda mucho a expresar esas espinas y conflictos emocionales que resolver. Discrepo en esa afirmación, yo creo que se puede ser muy feliz escribiendo y precisamente quién se siente pleno deja emerger su arte.

P. En la anterior etapa de mis entrevistas para Hablando de Libros solía incluir una pregunta que ahora voy a reformular. En el mundo del cambio climático, de la pandemia, de la corrupción política ¿qué sentido tiene la literatura y, dentro de ella, la fantasía?
R.- La literatura fantástica ha jugado siempre un papel importante y crucial en la sociedad; evadirnos del mundo real, explotar nuestra imaginación, emocionarnos con sus historias y personajes y atrevernos a soñar. Y así seguirá siendo. Es más, ahora es más necesario que nunca. 

P.- No sólo de letras vive el hombre o la mujer. ¿Dónde podemos encontrar a Maranwë Beyond en la red? ¿Qué tiempo le dedicas?
R.- Pues a decir verdad, dedico el tiempo justo y necesario a la red. Las redes sociales por ejemplo las tengo por pura profesión, para dar publicidad de lo que hago, pues no soy una gran amante de esta "nueva forma de conectar con los demás".
Me podéis encontrar en Instagram y Facebook tal y como firmo en Descubriendo Drenhull: maranwe_beyond.
Y mi cuenta de fotografía profesional en Instagran es maranwe_studio_and_street.
Y por supuesto, la cuenta de mi última novela, "Descubriendo Drenhull": drenhull.

P.- No puedo evitar pedirte que nos aconsejes una película.
R.-  Belleza Oculta, de Will Smith.

P.- ¿Te atreves a hacerlo con una obra de teatro?
R.-  El musical de “Solitarias de Estreno", de Paula Berenguer y Berta Hernández. Se realiza en el Teatro Lara de Madrid.

P.- Una música (aquí puede ser un tema musical, una banda sonora, una pieza clásica).
R.- La BSO de Avatar.

P.- ¿Y un libro?
R.-  Ama porque sí, de Marci Shimoff.

P.: Para terminar esta agradable tarde de fotografías y charlas, y es casi una pregunta obligada: ¿qué proyectos literarios y/o cinematográficos podemos esperar en el futuro?
R.- Pues tengo en mente un nuevo proyecto literario, todavía en construcción. Y en el sector cinematográfico también estoy trabajando y espero que pronto podáis ver el resultado de esos proyectos.

Muchas gracias.