domingo, 3 de febrero de 2019

Hablamos de libros con Francisco Javier Illán Vivas


1.          


Entrevista a Francisco Javier Illán Vivas sobre su última novela, «Versos envenenados». Una entrevista de Clemen Corbalán, diciembre de 2018.
  


 En tu biografía aparecen novelas «negras» y también poemarios, lo cual pone de manifiesto tu interés por ambas aficiones literarias, en apariencia contradictorias. ¿Ha sido el título Versos envenenados un intento de aunar estos dos extremos?

Para ser exactos, en mi bibliografía aparece una novela negra, la última que me han publicado, a diciembre de 2018. Y es, en efecto, aunque no pretendía serlo, un homenaje a la poesía y a los poetas que han influido en mi vida como lector. También es, en gran medida, un homenaje y reconocimiento a todos los poetas cercanos, en gran parte murcianos, que he tenido el placer de leer y de conocer en estos años.



Y el acierto de la novela, si tenemos en cuenta que ha sido la segunda más vendida durante 2018 de la editorial M.A.R. Editor, ha sido, precisamente, ese: trama policíaca y poesía. Poemas que envenenan mortalmente.



2.             Sin embargo, los poemas y textos de canciones que aparecen a lo largo del libro parecen no tener nada que ver con el desenlace, sino servir más bien como medio de unir a los personajes, ¿o tiene alguna intención oculta esta desconexión aparente, como la de despistar un poco al lector al relacionarlos con el título?

Pues en este aspecto discrepo contigo, si me lo permites. Los textos de las tres canciones que aparecen en la novela (Epitaph, de King Crimson; Welcome to my world, de Elvis Presley; y Nosotros, de Los Panchos) están tan incardinados en la trama de la novela que, si los quitásemos, algunos pasajes no se entenderían; más aún, en las diferentes presentaciones de la novela he insistido en un caso específico: el poema de Gabriela Mistral, La abandonada, en el sentido de que afirmo, si me lo permites, que ella lo escribió para que yo lo reprodujese en un momento clave de la trama de Versos envenenados.



3.      Pues me dejas intrigada, ¿podrías explicar un poco la razón de ese vínculo con el poema de Gabriela Mistral?

Pues que entre ese poema de Gabriela Mistral y yo ha existido una conexión, a través del tiempo, que ha permanecido latente, para que en Versos envenenados se le rindiese homenaje a algo que ella escribió y que ahora, en 2018, debía volver a la actualidad. Y eso es lo que siento con otros poemas que aparecen en el libro, así como con los textos de las canciones. No me cabe la menor duda de que se escribieron para que yo los trajese a la actualidad en esta novela.



4.      Como muy bien se aclara en la nota final, la novela no sigue un orden cronológico.

Bueno, en realidad he preferido lo lógico a lo cronológico, ya que se narran recuerdos de algunos personajes, que se citan y que puede no aparezcan a lo largo de la obra, de manera que no lo hacen cronológicamente, sino que van relatando al escritor lo que recuerdan, avanzando o retrocediendo en el tiempo, hasta que toda la narración se completa; entonces, el lector comprende la verdadera cronología.



5.      Has escogido el escenario de Murcia, muy familiar para nosotros y muy tranquilo, para, digamos, sacar la parte oscura, lo cual acentúa el contraste que se nota en toda la novela. Pero Isco Vivas ¿por alguna razón?

En esta novela he querido disfrutar escribiendo sobre los paisajes que conozco, citando a las personas que conozco, la literatura que he leído, los restaurantes a los que he acudido, etc., como un director de cine busca los exteriores donde se va a desarrollar su película; eso he querido hacer con Versos envenenados. Y he acercado al lector a lugares que, en muchas ocasiones, tiene tan próximos que ni siquiera repara en ellos.

También he tenido que buscar esos exteriores en lugares insospechados, que se conocerán, sobre todo, en mi próxima novela, Asesinato en San Pedro del Pinatar, que va creciendo día a día.



¿Por qué el nombre de Isco Vivas, el personaje masculino principal? Mira, tenía claro que se iba a apellidar Vivas, pues me gusta su sonoridad. Y lo de Isco fue gracias a los amigos y amigas de Facebook, los cuales una mañana, en respuesta a una pregunta que les planteé en mi muro, me propusieron más de veintitantas veces que le llamase así.



6.     ¿Tenías una idea del argumento al empezar a escribir la novela, o te centraste en una situación determinada y, a partir de ahí, fuiste desarrollando la trama?

La novela tiene su punto de arranque en un encuentro fortuito con un grupo que estaba practicando cruising en la pasarela de madera que une la Curva de la Culebra con la playa de la Torre Derribada, en San Pedro del Pinatar.



Ahora que ya ha pasado el año 2018, puedo decir que Versos envenenados tendrá continuación, pues quedan algunos flecos que resolver; en ellos, el encuentro cruising de ese punto del Parque Regional de las Salinas de San Pedro tiene una importancia vital.



7.      ¿Los poemas que escribe Carlos en la novela son tuyos, y la carta de Un hombre desnudo?

En la novela hay un par de poemas bastante malos, que no tienen cita de autor. En efecto, son míos. ¿Que por qué así? Pues porque no es entendible que Carlos, que jamás ha escrito un poema, pueda hacerlo por primera vez y sea de una calidad para ganar el premio nacional de poesía. Todos hemos escrito poemas en nuestra juventud, como cantaba Mari Trini, pero no se puede pensar que ese primer poema será merecedor de pasar a la historia de la poesía.



Un hombre desnudo es un texto mío, un relato que escribí hace años para el portal Escritores en la sombra y que fue elegido por los integrantes del foro como relato del año 2008. Como el sitio cerró, he querido traerlo a la actualidad, recuperarlo, y homenajearlo, si quieres, incluyéndolo en Versos envenenados.



8.     ¿Qué te aporta escribir literatura en cada género? Es decir: en poesía, novela, etc.

Son momentos diferentes de cada día, de cada hora, si quieres. Como la música. Sigo tocando el saxo y la trompeta, aunque menos que hace un año y pico, es cierto; y otras veces me siento ante el ordenador y me pongo a escribir, o cojo un lápiz e intento plasmar algunos versos… Todo aporta un grano de arena creativa al placer de vivir en un lugar tan paradisíaco como San Pedro del Pinatar.



9.     ¿Te consideras un Illán de primera, o un Ángel González de segunda?

Los lectores no van a saber las sonrisas que me ha provocado esta pregunta, pues me retrotrae a hace unos años, cuando nos conocimos; y a aquella pregunta de Ángel González: « ¿Para qué quieres ser un Ángel González de segunda, si puedes ser un Illán Vivas de primera?» No sabría decirte… Creo que soy un Illán Vivas de segunda, y ya no sé si tendré tiempo de llegar a serlo de primera.



10.  Bueno, ser un Illán Vivas ya es ser único, ¿no te parece? ¿Alguno de los libros que has escrito, sea de prosa o de poesía, significa algo especial para ti o te trae recuerdos, buenos o malos, que lo diferencie del resto?

Ya sabes lo que suelo decir en estos casos: todos escribimos sobre quien nos precedió. No sé quién fue el primer escritor totalmente original, supongo que alguno de las cavernas. A partir de él, todos los demás hemos ido escribiendo sobre los cimientos de quienes nos precedieron, de lo que hemos leído, de lo que hemos aprendido leyendo.



Si es así a nivel general, pues imagina a nivel particular. Para mí son especiales casi todos, respuesta que también han dado ya muchos escritores. No soy original tampoco en eso. Pero si debo destacar algún libro te diré que, en poesía, A mi manera; y en novela, la saga de La cólera de Nébulos, en la que estuve inmerso durante unos veinte años. Además, podrás observar que en mis diferentes novelas o poemarios suelo hacer referencia a mis libros anteriores.



11.    Sí, la verdad es que esas menciones ayudan al lector a centrarse en tu estilo. Y además de escritor y crítico literario eres editor, ¿qué nos contarías de esta faceta? ¿Sientes que trabajar en la edición de libros te ha aportado experiencia a la hora de escribir tu propia obra?



He sido editor adjunto gracias a Antonio Galera Gracia, una persona importantísima en mi vida literaria de los últimos años a la que estoy enormemente agradecido, como lo estarán cientos de autores y autoras a los que ha apoyado desinteresadamente para que publicasen su primera obra; un hombre que merecería ser reconocido por su corporación municipal, como se ha hecho con otros de muchísimo menos mérito.



Para mí ha sido positivo ayudar a bastantes escritores a publicar su primer libro y facilitar el camino a otros para que continúen su carrera literaria. Me siento muy satisfecho de ese aspecto de mi actividad, aunque en uno o dos casos me he llevado sorpresas muy negativas que no esperaba.



Y a nivel nacional, he sido editor literario un par de veces; experiencias en las que he tenido el placer de tratar con la obra de más de veinte autores.



12.   ¿Escribes para dar algún mensaje, transmitir tu idea del mundo, por placer o impulso, para desahogar preocupaciones, o un poco de todo?



Escribo, como decía José María Arguedas, por terapeútica, pero sin dejar de pensar en que podría ser leído. Creo que la gran mayoría de los escritores lo vemos, lo sentimos así. Yo, como muchos, he dicho en algún momento que escribo para mí. Pero no es cierto: escribimos para que nos lean; y, posiblemente, casi todos, también por esa sensación terapéutica de la que hablaba Arguedas.



Y en esa acción de escribir vamos dejando parte de nosotros en el texto: nuestros ideales, nuestras ilusiones, nuestras desilusiones. Escribimos también sobre lo que vivimos o hemos vivido. Y, en muchísimas ocasiones, sobre lo que nos gustaría haber vivido.



Luego sí, hay un poco de todo.





13.   Sí, otra cuestión de la que hablamos en aquella conversación, ¿verdad? Muy buena la frase de Arguedas. Yo diría que escribimos para nosotros aunque, en el esfuerzo que hacemos de terapéutica, como dices, es como si diésemos luz a alguna verdad que queremos compartir. Al fin y al cabo, como humanos, somos sociales, ¿dirías lo mismo?



Lo diría. Nadie escribe para él mismo, para que no lo lean. Mira, en este momento, no me viene otro ejemplo a la cabeza que el de Salinger, quien, tras escribir y publicar El guardián entre el centeno, ya no quiso volver a publicar nada, a pesar de que siguió escribiendo enfermizamente hasta su muerte.



14.   Supongo que ha seguido escribiendo más por terapéutica, pero pensando que no podía superar su primera obra, o aportar algo nuevo al lector. Me ha dicho un pajarillo que escribes a mano, ¿qué nos cuentas de esto?

Más que un pajarillo, te lo habrá dicho un cuervo negro, como el de Poe. En efecto, escribo a mano y con lápiz los poemas. Soy muy maniático en eso. La poesía siempre a mano, y a lápiz. No consigo escribir un poema a bolígrafo, o en el ordenador, salvo que sea para pasarlo ya en su versión casi definitiva, para guardarlo o imprimirlo.



Es más, los cuentos los suelo escribir también a mano, pero con bolígrafo.



15. Las manías de los escritores, junto al perfeccionismo, ¿verdad? Y para terminar esta entrevista personal, otro recuerdo de aquella fructífera conversación: ¿sigues dándote esas curas de humildad que me comentaste?                                 
Por supuesto. Por eso viajo a menudo a Madrid, o asisto a recitales de poesía y de narrativa de autores relevantes, para situarme en cada momento donde me encuentro y que siempre habrá muchos mejores que yo. No olvides que nací y he vivido muchos años en Molina de Segura, donde una asociación, la misma que se aprovecha de todas las prebendas del Ayuntamiento local, ayudada por el servicio de cultura municipal, tiene entre sus filas a escritores y escritoras que se creen han ganado varias veces el premio Nobel de literatura y eso hace que los demás tengamos que ser humildes y reconocer que nunca podremos ganar, como ellos, más de una vez el citado premio Nobel. (Espero se entienda el sarcasmo).          

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