Una entrevista de Francisco Javier Illán Vivas
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Repasando su biografía, no me puedo privar de preguntarle, ¿es ese su equipaje elemental? Le veo con muchas maletas.
Mi equipaje personal es sin duda una maleta muy llena de emociones, versos, compromisos, sentimientos, lecturas, poemas y más emociones, versos, compromisos,…. No sé si todo ello en una o varias maletas, pero evidentemente mucho equipaje es.
Ser joven en la segunda mitad de los 70 en España, era un momento propicio para el compromiso, y el mío lo fue por la cultura y la literatura, por ambas conjuntamente y por cada una de ellas por separado. Tuve la suerte de no estar solo, de tener en ese tiempo a otros que como yo apostamos por la libertad creativa, sincera y libre como una actitud de ruptura frente a la educación dirigista y parcelaria que habíamos recibido en el franquismo y a su desidia cultural. Juntos empezamos a cargar nuestros respectivos equipajes canalizando nuestras energías en esto que es vivir el momento que nos tocó, y de allí salieron compromisos que forman parte de mi historia personal, y que nos han hecho lo que luego hemos sido. Por eso afirmo que mi “equipaje” no está sólo en lo escrito, sino en lo vivido, porque no siempre uno puede escribir lo que vive. Es un equipaje vital, una forma de vida, y el libro “Equipaje Elemental” quería recoger una parte de esas vivencias como un homenaje a algunas de ellas.
P.: Siempre he oído hablar con mucho cariño de Caimán, es casi una leyenda.
Es verdad. El Caimán no sólo fue el nombre de una Revista casi clandestina que hicieron una serie de jóvenes en los 70 y de la que tan sólo salieron tres números, fue además un modo de ver la cultura y de entender el compromiso, y ello en la Cieza de los 70, por lo tanto en la España del final del franquismo. El grupo de gente que hicimos y salimos a la calle a vender cara a cara el Caimán, habíamos tomado partido hasta mancharnos (como dice Jesús Salmerón – miembro fundador-, citando aquel verso tan popular en aquellos años), tratando de “conjurar el miedo con la palabra” (Jesús Salmerón). Tuvimos esa valentía casi inocente y algo temeraria de propiciar que se abrieran nuevos caminos e inquietudes, y de aquellos polvos nacieron luego otros barros, personales y colectivos como por ejemplo La Sierpe y el Laúd.
Como puedes comprobar, hay nostalgia en mi contestación, y es que no puedo hablar de El Caimán sin dejar traslucir en el discurso una señal de nostalgia y alguna más de respeto.
P.: Muy joven fundó usted un grupo poético que pervive.
Bueno, como decía antes, el Grupo de Literatura LA SIERPE Y EL LAÚD nace de los restos de el Caimán, justo cuando empieza la década de los 80, y sí, sobrevive hasta hoy. Yo fui miembro fundador y elegido desde el mismo momento de su nacimiento Coordinador, pero junto a mí hubo gente sin las cuales no hubiera sido posible ni su creación ni su ya largo desarrollo; gentes que provenían de El Caimán como Jesús Salmerón, Paco Pino, Pascual Lucas y otros que se apuntaron a esta iniciativa cultural-literaria, como Bartolomé Marcos, Joaquín Gómez, Manuel Dato, Carmen Carrillo, … y muchos más que hicieron camino junto a nosotros y que aportaron al grupo un montón de proyectos, energías y creatividad, aunque quizás tuvo en el poeta ya desaparecido Aurelio Guirao el miembro que mayor impulso creativo y de calidad dio a La Sierpe, y que quizás ha propiciado lo que hoy es.
Somos el grupo decano de la Literatura Regional, y eso es un orgullo, pero sin duda somos también uno de los más olvidados de nuestra Región, sobre todo entre nuestros literatos. Quizás pagamos con excesivo rigor no haber nacido ni vivido en el “núcleo capitalino”, que todo lo devora y absorbe (incluidos ofertas, subvenciones, colaboraciones culturales, homenajes,…), y aunque estamos acostumbrados a ese olvido pues vivimos con él desde hace tanto, no deja de importunarnos tanta ambición, soberbia e injusticia….,y eso que no buscamos nada en concreto, quizás sólo el reconocimiento justo a una labor que nunca quiso ser bandera de nada pero que, visto ahora con perspectiva, ha hecho historia, con minúscula, pero Historia.
P.: Parece que en su vida es crucial en encuentro con Aurelio Guirao.
Lo es sin duda desde el punto de vista creativo. Lo conocí en 1979, y pronto supe que estaba ante lo que comúnmente denominamos un Poeta. Conocer a una persona de la entidad poética y humana de Aurelio fue para mí, y para todos los que entonces hicimos grupo con él, una oportunidad de aprendizaje, sobre todo literario. Yo digo siempre que tuve la suerte de ser amigo de los dos grandes poetas de Cieza, Aurelio Guirao y Mª Pilar López, y que de ellos he aprendido cosas tan importantes como la honradez literaria, el amor por la literatura, el compromiso con uno mismo y con la belleza, y la técnica poética. Aurelio fue un hombre de vida y poesía trágicas, pero siempre tuvo en La Sierpe y el Laúd ese abrigo cálido frente a sus conflictos internos y a sus dramas literarios y personales.
Cuando lo conocí yo tenía ya un bagaje poético fruto de mi formación y mis lecturas, pero Aurelio aportó a cada uno de nosotros, a mí mismo, un viento fuerte de honestidad que trascendió al grupo como tal; fue un humanista que nos abrumaba con sus propuestas y sus bellos puntos de vista, y hasta sus últimos días afrontó con esa actitud su vida.
P.: Hablemos de su último poemario. Nos dice usted que, entre el primer poema y el último, hay un equipaje, un equipaje elemental. Ahora, con el paso del tiempo, ¿qué prendas quedaron fuera de ese equipaje? Y, también, dígame, ¿cuáles dejaría ahora fuera?
En mi literatura hay siempre hueco para expresar mis emociones, pero no siempre uno puede llegar a tener la certeza de que todo está dicho. Por eso, está claro que hay “prendas” que no han podido entrar en el poemario “Equipaje Elemental”, poemario que no es el último escrito por mí, aunque sí el último publicado. Pero dicho esto, lo que deseo dejar claro es que todo lo que hay en él es, y por lo tanto, tiene mi aliento y mi emoción sin fisuras. Aunque no me gusta dar demasiadas explicaciones sobre mis poemas porque de alguna forma los estaría desnudando de su halo mágico, he tratado de decir mediante la palabra aquello que tenía necesidad de expresar, y lo he hecho en primer lugar para ser honesto conmigo mismo. Escribo poesía porque no puedo no hacerlo y porque como dijo Octavio Paz, es un instrumento para observarnos a nosotros mismos, pero a la vez añado: para ser honesto con lo que nos rodea.
En Equipaje Elemental la poesía nace del sosiego, del silencio, porque creo firmemente en la urgencia de estos factores para la creación artística, y la Portada del libro (que ha hecho mi hija, la pintora Ana Almela), expresa exactamente este sentimiento de intimidad, hacia dentro y también hacia afuera.
P.: Viento, barro, frío, sueños, manos, música... su libro es un canto al silencio, a la soledades, pero también a la luz.
Bueno ya te decía algo sobre ello en la anterior contestación. Esa Luz de la que hablas es para mí el sosiego, la reflexión, el pensamiento; en palabras de Emilio Lledó: “la intimidad del logos”. Pero eso no me obliga a encerrarme en mí mismo, a aislarme del mundo, ni mucho menos, y de ahí que entre el primer y último poema del libro diga en el prólogo que hay: viento, barro, frío, sueños, miradas, manos, música, tardes, noches, silencios, soledades, tiempo, despedidas, cartas, paseos y corazón. La vida es tan rica que difícilmente podremos recogerla en todos sus matices, pero Sí conseguir un cierto acercamiento a la verdad real.
P.: Deshora, Suicidio y Soliloquio. Sólo tres poemas tienen título (si no consideramos título los que van precedidos por un número) ¿Qué mensaje nos oculta el poeta?
Dijo mi amiga y gran poeta Dionisía García en la presentación de este libro en Murcia, que mi libro es un poemario de amor escrito como poema continuo. Y en cierta forma tiene razón, aunque reitero que no me gusta dar muchas explicaciones sobre mis versos. Yo, como creo que todos los escritores de poemas, buscamos un tono para nuestros versos, un clima, una forma de decir, y mi poética tiene el tono de la necesidad de expresar de una determinada forma lo que dice mi corazón, pero eso sí, un corazón que sueña y despierta, que goza y sufre, que reflexiona y divaga, que ve la realidad y la ensueña, que experimenta esa realidad y la transforma. Porque repito, yo pretendo ser honesto conmigo mismo, convencerme a mí mismo antes de dar el poema a los ojos del lector. Si yo no me convenzo, no podré transmitir nada al lector.
De ahí que los títulos de algunos poemas no tengan en sí más valor que lo que expresan, y su mensaje está en sus propios versos, y eso, querido amigo, no lo voy a desvelar yo con más palabras que las que llevan esos poemas. Está en su interior.
P.: ¿Qué aporta en la obra poética de Ángel Almela este Equipaje elemental?
Sin duda Equipaje Elemental es uno de los poemario de los que me siento más satisfecho, una obra completa y creo que lúcida, que corresponde a unos momentos concretos de mi necesidad poética. En mi obra poética representa un punto importante en lo que representa mi capacidad de expresión. Antes hubieron otros poemarios que han ido marcando un devenir personal de entendimiento, diríamos, con la poesía: al inicio nacieron de una excesiva influencia del surrealismo, luego pasaron por una iniciativa creativa de tonos existencialistas, para pasar después a una atmósfera más intimista.
Equipaje Elemental lo es. Dijo Jorge Juan Eiroa al presentar mi libro en Cieza, que mi poemario contenía “47 poemas que eran como 47 bombas tipo Al-Qaeda para el alma” y que provocaban “un derramamiento de emociones con inevitables víctimas y sus consiguientes efectos colaterales en la conciencia, en el sentimiento y en eso tan intangible y problemático que llamamos espíritu”…
No sé, es difícil para mí calificar mis versos.
P.: No sólo de poesía vive el hombre. Además, usted dirige la revista La sierpe y el Laúd, con treinta años de historia y de publicaciones.
Sí, coordino este colectivo literario ciezano desde el inicio como ya dije, pero además, soy maestro, pedagogo, investigo sobre la Educación (actualmente estoy haciendo mi Tesis Doctoral), me gusta la música y el cine, me apasiona la lectura, me gusta el senderismo, me encanta el arte, me ilusiona el deporte,… Como bien dices, no es la Poesía lo único que me ocupa, de hecho es lo que quisiera más hacer y luego menos hago, porque el ritmo de la vida es a veces demasiado acelerado… ¡y queremos hacer tantas cosas!.
Pero sin duda, una de las que más me place es el trabajo en el seno de La Sierpe y el Laúd. En estos ya casi treinta años de vida del grupo ha habido evidentemente unas épocas de más actividad que otras. Recuerdo en los 80 cuando editábamos hasta tres publicaciones al año y hacíamos otros tantos actos literarios. Ahora, sin duda porque la edad y el tiempo exigen otro tipo de tareas, La Sierpe camina más tranquila, pero camina que no es poco para los tiempos que corren, donde la imagen lo devora todo y la inmediatez lo urge todo. Este año acabamos de publicar nuestra publicación número 30, y además lo hacemos con obra de contrastados escritores. Un esfuerzo que lleva el sello ya típico de nuestro grupo, y un orgullo más que nos place al ver que esto que se llama La Sierpe y el Laúd (“enigmático nombre”, como lo calificó en su día el ya desaparecido Segado del Olmo), sigue abriendo espacios literarios y siendo la excusa para algo que es definitorio en nuestro grupo: la amistad.
P.: En Cieza hay, que yo conozca, dos grupos literarios bastante activos: La Sierpe y el Laúd y la Asociación Pueblo y Arte. ¿Qué circunstancias se dan en la localidad para esta eclosión cultural y literaria?
No creo que se den circunstancias especiales, pero la realidad dice que hay en Cieza dos grupos literarios que trabajan en torno a la cultura literaria, y eso es una evidencia que existe en nuestra ciudad hoy. Ni hay una tradición que nos marcara líneas claras de continuidad, ni hay un contexto especial en Cieza. Lo que sí ha habido en el siglo pasado es algo un tanto especial: la conjunción en un mismo tiempo cronológico de tres grandes escritores; y si hay que buscar algo de explicación en esto que me preguntas quizás se debe a ello. Me refiero a los escritores Fernando Martín Iniesta, Mª Pilar López y Aurelio Guirao. Y la verdad es que algo de razón tiene que haber en este argumento porque todos ellos fueron luces que, al menos a nuestra generación, dieron resplandor y provocaron interés por la literatura y la creación artística. Y ello en una ciudad que, como el resto del País, no ha sido muy proclive a dar en un mismo lugar más de un literato de cierto prestigio y calidad literaria.
P. Esta pregunta la suelo plantear a casi todos los poetas que entrevisto. En el mundo de las prisas, de las PlayStation, del iPop, del cambio climático, ¿qué sentido tiene la poesía?
Me vas a permitir que ponga en mi boca las palabras que uno de los poetas vivos más importantes de la literatura española, como es Luis García Montero, dice en nuestra última publicación “El tiempo no tiene corazón”. Dice el poeta sobre la utilidad de la poesía:
La poesía sirve para conocernos a nosotros mismos, para conocer nuestras opiniones, para hacernos seres humanos en profundidad. La poesía, cuando piensa en profundidad sobre el ser humano, está tomando en serio al propio ser humano. Estoy totalmente de acuerdo con García Montero.
La Poesía tiene sentido hoy como la tuvo en el mundo clásico, en el Siglo de Oro, en el final del XIX, en los años de la postguerra mundial o en la postguerra civil española. Porque la Poesía, como decía Pepe Hierro, es como el viento, como el fuego, como el mar, y esos elementos soplan, iluminan y rompen en las orillas de las almas de la humanidad; lo hicieron y lo seguirán haciendo. Qué lo tiempos cambian, sí. Qué la tecnología cambia, sí. Pero la poesía seguirá siendo eterna por lo bello y por lo que dice, por ser un valor y ser valiosa, y porque nos hace más humanos a pesar de las tecnologías y de las ideologías.
P.: Y como esta sección se llama Hablando de Libros, el futuro de los mismos, ¿cómo lo ve el director de La Sierpe y el Laúd?
Considero que el Libro, como instrumento y vehículo de comunicación entre los hombres, es el invento más importante que hemos creado los humanos. Creo que el Libro, como concepto y como vehículo de conocimiento y comprensión de lo humano, es el corazón mismo de la vida y a ella le da sentido. Por eso, su importancia es tal que no se puede entender lo que fuimos y lo que somos sin él. Así que le auguro un futuro lleno de vida, porque en él nos va la nuestra. Además, se editan más libros que nunca porque entre otras razones también vivimos el momento histórico con menos analfabetos en el Planeta. Otra cosa es que el formato que conocemos como Libro pueda tener cambios significativos. Puede pasar. Pero el concepto no creo que tenga problemas de futuro.
Si algún día pudiera entrar en peligro, siempre habrá gente que como en Fahrenheit 451, los salve de su final.
Muchas gracias.
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